BARRIO. La Frutería Pili, popular en la barriada de Rafael Alberti.
Ciudadanos

Menos caprichos y más cuentas

Contenerse y comparar precios empiezan a ser claves en la compra diaria para reducir al máximo los gastos

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Pili, como todo el mundo la conoce en el barrio, sabe muy bien de lo que habla. Lleva prácticamente toda la vida al frente de una frutería junto a su marido y se ha convertido en una experta en economía doméstica. «Desde el día 15 hasta el 20, más o menos, se nota que las carteras están vacías». La gente, durante esa compleja semana, acude, como cada día, a la tienda, pero únicamente se compra lo justo y necesario. Y es que el fantasma de final de mes ha llegado. Pili, conocedora de la materia, explica que las amas de casa a partir del día 20 ya pueden sacar dinero del banco, gracias a los créditos y adelantos, por lo que la situación a partir de esa fecha se normaliza un poco más.

«En busca de calidad y buen precio». Con este objetivo entró ayer María Muñoz en la frutería Pili. Llegar a final de mes sin sustos cuesta mucho trabajo, y por ello esta ama de casa estudia y analiza todo lo que compra. «Hay que mirar los precios, comparar en las diferentes tiendas y sobre todo, comprar sólo lo que hace falta para evitar tirar cosas a la basura porque los bolsillos no están para eso».

Los tiempos cambian y con ellos los productos de la cesta de la compra. Ignacio Román, profesor y amo de casa, también eligió ayer la famosa frutería de Pili para llenar la nevera. «Está claro que hay que mirar los precios, porque entre las hipotecas, el coche, la ropa y todas las facturas a las que hay que hacer frente uno no puede comprar lo primero que ve». Frutas, hortalizas y pan llevaba ayer este hombre entre sus bolsas, pero igual que María, sólo compró estrictamente lo necesario evitando los impulsos consumistas que cada vez juegan peores pasadas.

Algo también muy importante, según los expertos en economía doméstica, es permanecer muy atento a las ofertas de las grandes superficies sin dejarse engañar. De hecho, las propagandas vuelan de los buzones y la lista de la compra ahora lleva un apartado nuevo al lado del producto: el supermercado en el que hay que adquirirlo. En un establecimiento se compra el pan, en otro la fruta, en otro se adquiere la carne y un último es elegido para los yogures. Todo un máster en economía familiar que cada día tiene más adeptos.