Recetas de cocina

Si los pisos encogen cada vez más a la medida de los bolsillos, también lo hacen, en la misma proporción, las cocinas. El lugar donde mimamos nuestros paladares y estómagos se reduce y aprovecha hasta el último centímetro. Sin embargo, gana importancia: las cocinas se encuentran cada vez más abiertas al resto de la casa. Dejan de ser un espacio oscuro -e incluso oculto- dentro de una vivienda para convertirse, independientemente de su tamaño, en una estancia agradable, donde se puede hacer vida. Y disfrutarla.

De acuerdo con este nuevo concepto, el estilo de cocina americana, con una barra que sirve de tabique con el salón, vuelve a estar completamente de moda. Otros prefieren una separación con una ventana o una puerta plegable, para utilizarla abierta o cerrada, dependiendo de la ocasión. Y hay quienes siguen optando por la separación real, sin por ello renunciar a contar con los elementos necesarios que tornan la cocina una estancia cómoda y atractiva, donde se hace bastante más que remover una cazuela.

Todos estos cambios se pueden constatar en el Salón Internacional de la Cocina Integral, que se celebra en Feria de Madrid hasta este sábado. «Hemos ido respondiendo a la demanda de propietarios e inquilinos, con un diseño cada vez más vanguardista y, sobre todo, personalizado, porque ya no se busca cualquier tipo de cocina, sino una acorde con nuestro estilo de vida», explica Julián Domínguez, director gerente de la Asociación Española de Muebles de Cocina (AMC). Domínguez anticipa que, en la actualidad, se están utilizando nuevos materiales como el PVC, los diferentes tipos de granito, el cuarzo o aglomerados de resina, entre otros.

En cualquier caso, el director de AMC precisa que la tendencia generalizada camina hacia la elección de muebles de estilo moderno. Ya son aproximadamente un 42% de las peticiones, frente a un 58% que sigue optando por un mobiliario más tradicional, según Domínguez.

Esta pujanza de la vanguardia mobiliaria se traduce en la elección de colores más juveniles, entre los que predominan los tonos claros e, incluso, ligeramente atrevidos, para los públicos de menor edad. Los muebles de madera oscura, que han sido protagonistas durante tantos años y un signo de calidad, están abocados a quedar, a medio plazo, en un segundo plano.

Influencias nórdicas

El material más utilizado para realzar las nuevas cocinas apunta a maderas nobles, como el caoba, o el vengué, con armarios algo más reducidos de los que se han venido instalando hasta ahora y, sobre todo, más funcionales. Muchos de ellos guardan tras sus puertas electrodomésticos, como la lavadora o el lavavajillas. Se impone el panelado. Y la funcionalidad. Los usuarios exigen muebles de diversos tipos, personalizados para cada uso, de manera que queden cubiertas todas sus necesidades. No se conforman con los clásicos con varias baldas para colocar diferentes elementos de cocina. Quieren un cacerolero, una minidespensa vertical para cuando llega el pedido de la semana, un armario bajo para separar las basuras, uno con vidriera y luz para exhibir la vajilla...

Son numerosas las novedades que se están incorporando al mercado español provienentes de los países nórdicos, donde la cocina es quizá la estancia más importante de la casa, incluso por delante del salón. Las bajas temperaturas que se registran en esas latitudes invitan a permanecer en casa mucho más tiempo que en el arco latino, y ello provoca una mayor demanda de cocinas útiles y acogedoras para organizar encuentros sociales.

5.000 euros

El sector de los muebles de cocina está viviendo uno de sus mejores momentos, «gracias a la fuerza que ha tenido la construcción en los últimos años», destaca el director gerente de AMC. Sólo el año pasado, facturó más de 1.400 millones de euros, lo que supone un crecimiento del 3,67% con respecto al ejercicio anterior.

Las cocinas constituyen un elemento que dura muchos años, por lo que, como media, se renueva cada 17 ó 18 años, según los datos de AMC. El coste de instalar una nueva varía mucho, dependiendo de la capacidad económica de cada familia, aunque suele rondar los 5.000 euros. En algunos casos se puede llegar hasta los 20.000, y en pocas ocasiones baja de los 3.500 ó 4.000 euros.