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Londres pide perdón por los 90 muertos por una bacteria en hospitales públicos

El Gobierno británico ha pedido perdón por las noventa muertes ocasionadas por una infección bacteriana en tres hospitales públicos, propagada por las pésimas condiciones de higiene de esos centros. El ministro de Sanidad, Alan Johnson, reconoció que se habían cometido «importantes errores», aunque desplazó toda responsabilidad a la fundación que gestiona esos tres hospitales del Servicio Nacional de Salud, en el sureste del país. Según un alarmante informe de la Comisión de Asistencia Sanitaria divulgado la pasada semana, más de mil pacientes de los hospitales Maidstone, Kent-Sussex y Pembury se vieron infectados en los dos últimos años por la bacteria clostridium difficile, que reacciona contra algunos antibióticos usados para combatir diversas enfermedades.

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El informe aseguró que las enfermeras no se lavaban las manos y dejaban a los pacientes tumbados sobre sus propios excrementos, y aportaba fotografías realmente escandalosas que mostraban la extrema suciedad de las duchas, los retretes y los fregaderos. Johnson calificó el informe y las imágenes de «historia de terror».

En una comparecencia urgente ante el Parlamento, el ministro insistió en que esa situación «no es para nada representativa de los estándares de calidad» con que el Servicio Nacional de Salud atiende a sus pacientes. «En representación del Gobierno, me gustaría pedir disculpas a todos los afectados», declaró.

Aunque el caso es ciertamente excepcional, la propagación de bacterias en los hospitales británicos es uno de los graves problemas del sistema público de salud, con mayor índice de mortalidad por esta causa que en el resto de miembros de la UE.

En busca de la excusa

En su carta de dimisión, el presidente de la fundación que gestiona los tres hospitales ahora en el foco de la polémica, James Lee, atribuía gran parte de la falta de higiene en esos centros a la necesidad de cumplir con una serie de objetivos impuestos por el Servicio Nacional de Salud -sobre todo reducción de listas de espera y aumento del número de pacientes- que restan esfuerzos en otras áreas.

«Soy consciente de que esto puede verse como una excusa. No lo es. No hay excusa para lo ocurrido. Noventa personas han muerto. Simplemente quiero poner los recientes acontecimientos en su correcto contexto para que todos aprendamos la lección», indicó Lee.