ESCENARIO. Ertzainas vigilan la zona en la que resultó herido. / EFE
ESPAÑA

Interior cree que el sargento del Ejército resultó herido tras una disputa sentimental

La Policía vasca descarta de manera definitiva que fuera una acción terrorista

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El Ministerio del Interior y la Ertzaintza descartaron ayer «de manera definitiva» que el sargento del Ejército de Tierra M. R. V., que el lunes por la noche recibió un disparo en San Sebastián, fuera víctima de un atentado de ETA. Los investigadores apuntan a que el origen del suceso está en una disputa de carácter sentimental, que habría desembocado en una venganza a tiros o una autolesión.

Desde primera hora del día las dudas sobre la autoría de ETA se hicieron patentes. El director general de la Policía y la Guardia Civil, Joan Mesquida, fue el más tajante: «Conforme ha ido avanzando la investigación, parece que la posible autoría de ETA ha perdido fuerza, si bien es una hipótesis que no está totalmente descartada», señaló. Mesquida apreció «puntos oscuros» y «contradicciones» en el relato que hizo la víctima. Además, recordó que la Ertzaintza ha inspeccionado la zona y no ha encontrado ninguno de los tres casquillos de bala que deberían aparecer: el del atacante y dos de los disparos que el soldado asegura que hizo en defensa propia.

La Ertzaintza coincide con Interior en que «no hay ningún indicio para determinar que se trata de un atentado». En particular, la policía vasca desconfía de cómo el suboficial, tras recibir el balazo en su hombro izquierdo, pudo caminar por el camino rural donde ocurrió el suceso hasta que un compañero de la residencia en la que vive le asistió y le trasladó al hospital.

Dos disparos

El militar, según su propio relato, se abalanzó sobre el desconocido que iba a dispararle, circunstancia que habría impedido que la bala le alcanzara en la cabeza o el pecho. Después, el herido dice que utilizó su arma e hizo dos disparos sobre el agresor, al que vio huir.

Fuentes de la lucha antiterrorista señalaron que la trayectoria de la bala no corresponde a una disparo con forcejeo. Además, no hubo robo anterior de un coche para facilitar la huida del terrorista, nunca los etarras abordan a sus víctimas de cara, y la agresión se produjo en una de las zonas más vigiladas de San Sebastián, donde habría sido difícil para un terrorista ocultarse.