Un agente de la Guardia Civil observa el taxi en el que viajaba como pasajero por la carretera N-340, a la altura de la localidad de Torreblanca. /EFE
se dirigía a tarragona

Un etarra huye de un control en Castellón cuando viajaba en taxi con explosivos

La Guardia Civil ha elaborado un retrato robot para distribuirlo por la zona y solicitar así la colaboración ciudadana para su localización

MADRID/CASTELLÓN Actualizado: Guardar
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Un supuesto miembro de ETA se ha dado hoy a la fuga, en la localidad castellonense de Torreblanca, al observar la presencia de varios agentes de la Guardia Civil de Tráfico. El etarra, que viajaba desde Castellón a Tarragona como pasajero en un taxi, abandonó en el vehículo material para fabricar bombas lapa, según informaron fuentes de la investigación. La Guardia Civil ha elaborado un retrato robot para distribuirlo por la zona y solicitar así la colaboración ciudadana para su localización.

El suceso se ha producido hacia las 12:30 del mediodía cuando el taxi en el que viajaba el miembro de ETA por la carreta Nacional 340 llegó a las afueras de Torreblanca y se topó con varias patrullas de Tráfico del Instituto Armado que, accidentalmente, habían coincidido en aquel lugar.


"Para, para, que voy a vomitar"

El pasajero, al ver a los agentes, se dirigió al taxista diciéndole "para, para, que voy a vomitar". El conductor detuvo entonces el vehículo en el arcén de la carretera y el miembro de ETA se apeó y se marchó a la carrera hacia el interior de la población castellonense. Ante la fuga de su cliente, que se marchó sin haber pagado el servicio de taxi, el conductor se acercó a los efectivos de la Guardia Civil y notificó lo ocurrido, indicándoles que el huido había dejado una bolsa de deporte en el vehículo.

Los agentes inspeccionaron la bolsa y descubrieron que en el interior había una fiambrera, una bolsa que contenía un polvo blanco, dos temporizadores, sistemas eléctricos para bombas lapa, cordón detonante, ropa y otros efectos personales. También se encontraron instrucciones para la fabricación de artefactos explosivos. Aunque los efectos intervenidos eran para fabricar bombas-lapa, lo que había en la bolsa de deporte no era suficiente para montar uno de estos artefactos, ya que se requieren otros componentes adicionales.


1,80 de alto, unos 30 años, sin barba y con gafas de sol

Al no encontrarse ni documentos de identidad, ni pistola, los responsables antiterroristas sospechan que el huido se debió llevar alguna otra bolsa o mochila consigo. El hallazgo del material mencionado hizo sospechar a los guardias civiles que pudiera tratarse de un miembro de ETA, por lo que se dio la voz de alarma y se puso en marcha una operación de rastreo para intentar localizar al fugado.

Según las fuentes consultadas, el individuo huido, de unos 30 años, con gafas de sol y vestido con bermudas, había solicitado los servicios del taxi en la estación de Renfe de Castellón, donde había pedido ser trasladado hasta el casco antiguo de Tarragona, por lo que el conseller de Interior, Joan Saura, ha anunciado que se ha reforzado la vigilancia en la ciudad tarraconense. El taxista y su cliente habían recorrido apenas 42 de los casi 190 kilómetros que separan las dos ciudades cuando se han topado con los agentes de la Guardia Civil de Tráfico.

Tras tener conocimiento de la posibilidad de que fuera un miembro de ETA, efectivos de la Guardia Civil y el Cuerpo Nacional de Policía establecieron un amplio dispositivo de control en la localidad de Torreblanca y en otros puntos de la provincia de Castellón para tratar de localizar al fugitivo. Entre las actuaciones, la Guardia Civil registró esta mañana las habitaciones y resto de dependencias del hotel restaurante Miramar por si se había escondido allí el huido.


Intereses de la banda en el Levante

La presencia de un miembro de ETA en la zona de Levante confirma el interés de la organización terrorista por actuar en esta región, tal y como sospechaban las fuerzas de seguridad desde que el pasado 25 de enero la policía detuviera en Port Bou al etarra Iker Aguirre Bernadal que se dirigía a Valencia y a Alicante con órdenes del dirigente de la banda "Txeroki" de recoger información sobre las instalaciones e infraestructuras relacionadas con la celebración de la Copa América de Vela y, además, sobre otros intereses económicos relacionados con el turismo. El objetivo era atentar contra esos objetivos mediante coches bomba u otro tipo de explosivos.

Aguirre Bernadal era la avanzadilla al que más tarde tendrían que seguir otros miembros de ETA para perpetrar los atentados en base a la información obtenida por el primero.