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Cádiz

La llama que prende en Los Chinchorros

LA VOZ
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La gran burbuja urbanística que estalló en 2008 ha dejado solares a medio construir y promociones de viviendas casi terminadas abandonas. Conviviendo con este paisaje ruinoso encontramos personas que buscan amparo entre los muros semiderruidos de viviendas abandonas porque no tienen otra salida. Son toxicómanos, indigentes y personas sin hogar. Sin embargo, también existen historias de pícaros, de gente sin escrúpulos que aprovechan la permisividad de las autoridades para 'okupar' fincas y reivindicar pintadas en las paredes.

Más allá de alegatos y consignas a favor del uso social de la vivienda, la realidad es que muchos inmuebles presentan un estado desolador, con enseres que se acumulan de forma desordenada y malas condiciones higiénicas que pueden propiciar los incendios y derrumbes. Así ocurrió el pasado agosto en la finca gaditana conocida como Los Chinchorros, una promoción de 171 viviendas, 78 de ellas VPO y 93 de renta libre, que lleva más de una década parada y que además del acoso de los bancos ha tenido que soportar el asedio de las llamas. Los vecinos de las viviendas situadas en la avenida Ana de Viya, a la altura de la Iglesia de San José, habían denunciado la situación de dejadez de la finca donde se amontonaban colchones, muebles, una vegetación abundante y todo tipo de insectos sin olvidar a perros, gatos, ratas y murciélagos.

En esta ocasión no hubo que lamentar víctimas más allá del susto pero hay que recordar que son las administraciones, cada una en su ámbito, las que tienen la obligación de poner los límite. No actuar es una irresponsabilidad.