El experimento psicológico que explica por qué no puedes dejar de pensar en un oso blanco

Las psicólogas Inés Santos y Silvia González, del equipo de 'En equilibrio mental', explican cuáles son las consecuencias de intentar dejar de pensar en lo que nos molesta o nos agobia

El experimento del oso blanco es uno de los clásicos de la psicología.

Silvia González / Inés Santos

La supresión de pensamientos consiste en tratar de no pensar, de forma intencional, sobre determinadas ideas o imágenes que vienen a la mente de forma repentina e indeseada y que resultan difíciles de controlar.

El estudio del oso blanco está considerado como uno de los clásicos de la psicología. Pero veamos de dónde viene esta investigación y cuáles son sus bases. En 1987 el psicólogo y profesor de la Universidad de Harvard, Daniel Wegner , realizó junto con sus colaboradores (Schneider, Carter y White) un experimento de laboratorio para estudiar el efecto de la supresión de pensamientos.

En uno de los grupos experimentales se pedía a una serie de personas que intentaran no pensar en osos blancos de la siguiente manera: «En los próximos 5 minutos verbaliza por favor tus pensamientos, pero hazlo con una excepción: trata de no pensar en un oso blanco. Cada vez que digas oso blanco o te venga a la mente oso blanco, por favor haz sonar la campana que está en la mesa que hay detrás de ti», propusieron.

Para apartar de su cabeza dichos estímulos los individuos procuraban pensar en otra cosa. Sin embargo, prácticamente ninguno de los participantes tuvo éxito en esta tarea porque, una vez suprimidos, los «osos blancos» regresaban una y otra vez a la conciencia de los participantes.

La conclusión que se extrajo de este experimento fue que la supresión de pensamiento conduce a la gente a mantener en la conciencia el pensamiento que se desea evitar. Además, cuando los individuos son liberados de la tarea de supresión y se les pide expresar el pensamiento, lo hacen en un grado acelerado, mencionándolo con más frecuencua que si se les hubiera pedido que simplemente los expresaran desde el principio.

«El hecho de intentar expulsar de nuestra cabeza eso que tanto nos molesta nos conduce, paradójicamente, a tenerlo más presente»

Pese a que fue un estudio de laboratorio, los hallazgos de Wegner y colaboradores dieron cuenta de numerosas situaciones de la vida cotidiana en las que los intentos de supresión de una determinada idea o una imagen, producen el efecto opuesto que se pretendía. Tras el experimento del «oso blanco» de Wegner en 1987 surgió una extensa línea de investigación, que ha dado lugar a casi dos centenares de estudios centrados en las consecuencias que tiene para el individuo la supresión de determinados pensamientos.

Además, estos estudios evidencian que los intentos fallidos de supresión de pensamientos son mejores predictores del efecto rebote; al menos para los pensamientos preocupantes. Es decir, el intentar expulsar de nuestra cabeza eso que tanto nos molesta, a lo que nos conduce, paradójicamente, es a tenerlo más ahí. Por lo tanto, a pesar de ser algo que puede parecer lógico, evitar lo que no se quiere, en este caso, no solo no funciona, sino que si lo hacemos puede suceder todo lo contrario.

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