Pasar el rato

Las hermanitas de Baena

Si tengo que aceptar que Pablo Iglesias y Pedro Sánchez son hermanos míos, consideraré con simpatía un ateísmo común insatisfecho

Residencia de las hermanitas de Baena ABC
José Javier Amorós

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Para la religión católica , en la que uno cree con las dificultades de costumbre, todos los hombres somos hermanos , como hijos de un Padre común. No se le puede negar a Dios amplitud de criterio en materia de filiación. Si hay que creer, sin poderlo discutir, que Lenin era hijo de Dios y hermano de Jesucristo , entonces tampoco el misterio de la Santísima Trinidad encierra ningún misterio. Desde mi posición de pecador común insatisfecho, si tengo que aceptar que Pablo Iglesias y Pedro Sánchez son hermanos míos, consideraré con simpatía un ateísmo común insatisfecho.

El ateísmo me parece mucho más exigente con el parentesco . Por causa de mis muchas limitaciones morales, admiro a esas congregaciones religiosas que basan su carisma en la dedicación a los más desvalidos de la sociedad, a los más necesitados de atención y afecto. No esperan reconocimiento ni gratitud, mientras se hunden en el dolor, en la miseria, en el asco ajeno, hasta contaminarse. Pero no se contaminan. Salen ágiles y renovadas, como de un baño de colágeno espiritual.

–Hermana, yo no haría eso que usted hace ni por un millón de euros.

–Ni yo tampoco, señor, ni yo tampoco.

Congregaciones religiosas que se dan el nombre de hermanas de los que atienden, como la Congregación de las Hermanitas de Ancianos Desamparados, en Baena . Las Hermanitas de Baena llevan casi un siglo y cuarto encargándose de cuidar a los solos más viejos de la ciudad, en la residencia San Francisco.

Hasta que han descubierto que también ellas envejecen, aunque únicamente por fuera, y no aparecen hermanitas jóvenes en el horizonte de la fraternidad. No hay vocaciones. A qué muchacha va a interesarle, en este tiempo del poder como pandemia, frecuentar la decadencia y la muerte, cuando puede llegar tan fácilmente a ministra de Pedro Sánchez . Ni siquiera Pablo Iglesias , «el varón que tiene corazón de lis», se preocupó de los viejos en aquel tiempo, cuando hizo fortuna por llevar el pelo largo. El pelo largo y las ideas cortas, le hubiera dicho el misógino Schopenhauer . Ni a Sansón le fue tan bien con la cabelladura. Las Hermanitas de Baena se marchan de Baena , y algo se muere en las almas viejas que ellas amaron tanto. Entre viejos anda el drama. Para las monjas y los curas que tienen poco y necesitan poco, todos los hombres y todas las mujeres son sus hermanos. Para creer eso sin reservas hace falta mucha fe. Para ponerlo en práctica sin excepciones es necesario mucho corazón. De esos dos elementos está hecha la historia de la Iglesia católica : fe y corazón . La decadencia actual de España viene de que el pueblo ha perdido la fe en sí mismo y el Gobierno no tiene corazón.

Lo admirable de las Hermanitas de Baena y de gente como ellas, también si no son creyentes, es su convencimiento práctico de que la fe desemboca en el bien, en hacer el bien. Los viejos que llegan a ellas, llegan entregados al tiempo: haz de mí lo que quieras, le dicen a su edad. Y el tiempo, dejado a su impulso, sólo sabe hacer cadáveres. Las Hermanitas llenan el tiempo de corazón y contribuyen a humanizar el viaje definitivo .

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