La eterna promesa de un nuevo recinto ferial

En la ciudad cíclica cada temporada va acompañada de los mismos titulares. Cuando se acerca el momento de organizar la Feria, las asociaciones de caseteros lanzan sus propuestas al Ayuntamiento. Cuando la Feria pasa, los caseteros denuncian que no se les ha hecho caso. En Córdoba hay dos agrupaciones: la de Casetas Populares y la de Casetas Tradicionales. Ambas tienen claro que hay mucho que hacer para mejorar el diseño y la gestión de la Feria.

El año pasado, la alcaldesa, Isabel Ambrosio, se comprometió a «darle una pensada» al modelo de la Feria y para ello creará una comisión que trate el asunto de cara a la próxima edición de la gran fiesta que cierra mayo.

La delegada de Promoción de la Ciudad -lo que antes se llamaba Festejos-, Carmen González, anunció ayer que esta mesa se pondría en marcha y que entre tanto su área ya sabía por dónde empezar: sombra y pavimento.

Según explicó González, en tiempos del PP los técnicos municipales llegaron a redactar un plan exhaustivo para mejorar la Feria y este servirá de punto de partida para trabajar de la mano de los caseteros y los vecinos. Es algo así como un acuerdo de máximos que hay que reducir para hacerlo asequible al bolsillo municipal. Las reivindicaciones de las asociaciones no son precisamente baratas, pero defienden que son rentables. La urbanización del espacio y la instalación de estructuras fijas supondría un desembolso importante pero un ahorro a largo plazo. Hambre para hoy y pan para mañana.

En 2013, las asociaciones determinaron en una asamblea los cambios que necesitaba el Arenal: reurbanización del recinto ferial, reordenaciación de las casetas, estructuras permanentes con concesiones a varios años. El diagnóstico está hecho y a falta, por un lado, de voluntad política, y por otro, de liquidez. El Ayuntamiento ha empezado por lo más asumible y, a su juicio, más urgente, pero promete no quedarse ahí. La comisión tendrá encomendado un diseño de un documento consensuado y realista, con actuaciones faseadas que, de aquí a unos años, acaben por convertir el Arenal en el recinto ferial que demandan sus usuarios.