LA MATRACA

ANIMALADAS ANIMALISTAS

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Hasta la fecha, cuando se profería una burrada de alto calibre era costumbre acuñar el término animalada para la barbaridad declarada. Si Mas exclama que «no nos van a sacar de Europa», hemos de colegir que ha pronunciado una animalada porque no se puede sacar a quien no está (el tratado de adhesión a la UE lo firmó el Estado español, y no una parte de él). Ahora, cuando una persona profiera una barbaridad, presunta injuria o supuesta amenaza y denote cierta sensibilidad ante los animales deberíamos usar el término animalada animalista. A diferencia de la animalada a secas, ésta carece de mala fe, suele proferirse antes de ocupar cargo público y debe interpretarse en un contexto de activismo animalista.

Gracias a ese contexto, la edil de Guanyar Marisol Moreno, más conocida como Marisol La Roja, puede escribir: «No me da la gana que mis impuestos subvencionen asesinatos. A no ser que sean los de los políticos», o llamar en su blog «hijo puta» al Rey Juan Carlos I y calificar de «asesinos» a la Familia Real. Desde el jueves, lo de interpretar las animaladas animalistas queda en manos del magistrado José de la Mata. Deberá dilucidar si es una animalada carente de mala fe dentro de un contexto de activismo animalista o, por el contrario, un delito de injurias a la Corona y otro de incitación al odio. Más allá de lo que falle el juez; y más acá de las disculpas de Marisol, lo preocupante es la aversión que destila la activista reconvertida en edil hacia buena parte de sus congéneres, mientras muestra su preocupación ante el trauma que deja en los niños la captura de palomas. Sensibilidades de un contexto de activismo animalista, supongo.

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