Castillos e iglesias que guardan los secretos de los templarios
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TURISMO

Castillos e iglesias que guardan los secretos de los templarios

Los enclaves de la Orden del Temple se extienden por toda la geografía española dotándola de aires de leyenda medieval

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Los enclaves de la Orden del Temple se extienden por toda la geografía española dotándola de aires de leyenda medieval

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  1. Castillo de Ponferrada (León)

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    Aunque se dice que nació en Jerusalén de manos de franceses y flamencos, la Orden del Temple pronto se convirtió en una fuerza que dominó Europa, volcándose de forma especial en la Península Ibérica.

    La historia medieval española estuvo profundamente marcada por los cerca de dos siglos de presencia de esta legión de paladines que fue viendo como con cada hazaña crecían su reconocimiento y dominios en forma de enclaves a lo largo y ancho de España.

    Los templarios ayudaron a la reconquista de terrenos del reino de León, lo que hizo que se les legase la custodia de numerosas fortalezas así como terrenos del Camino de Santiago, para la protección de los peregrinos. En el Bierzo leonés encontraron en la fortaleza medio derruida de Ponferrada un lugar idóneo como centro de operaciones.

    Sobre ruinas de un castro celta y una ciudadela romana, la Orden erigió en 1178 un imponente castillo sobre el río Sil. Su planta es poligonal, al gusto templario y se accede mediante un puente levadizo sobre el foso en su lado sur.

    La fachada principal por su parte está encuadrada entre dos torreones separados por un doble arco de medio punto. En torno a su espacioso patio interior se disponen estancias como la Sala de Armas, Las Caballerizas o la magnífica Torre del Homenaje. Sus doce torres originales reproducían las formas de las constelaciones.

    La ligazón de los templarios a la zona la pone de manifiesto el culto a la patrona, Nuestra Señora de la Encina, a la que fue construido un santuario tras aparecérsele a un caballero durante la reforma del castillo. En la parte baja del casco antiguo aparece la iglesia barroca de San Andrés, que alberga un Cristo de los Templarios. Cerca se encuentra la explotación romana de Las Médulas, de la cual se dice que los caballeros pudieron haber seguido sacando oro, lo que explicaría su prosperidad en el territorio.

    Fuente: Guía Repsol

  2. Iglesia de la Vera Cruz (Segovia)

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    Castilla y León también cuenta con uno de los reductos de espiritualidad templaria más importantes. Se trata de la Iglesia de la Vera Cruz segoviana, templo románico famoso por su planta dodecagonal que casi parece circular. Inspirada en el Santo Sepulcro de Jerusalén, es una de las más carismáticas del Temple en España.

    Cuenta con tres capillas en semitambor y dos portadas con arquivoltas sobre columnas. Son dignos de ver su figura de Cristo románico y la Capilla del Lignus Crucis.

    Fuente: Guía Repsol

  3. Castillo de Monzón (Aragón)

    ABC

    En Aragón el Temple alcanzó una gran prosperidad y hegemonía. Tras la muerte de Alfonso el Batallador, que les había legado parte de sus dominios, se inició una revuelta en la nobleza para dar continuidad al linaje. Pero los templarios fueron resarcidos del incumplimiento del testamento del monarca y comenzó un periodo de colaboración de la Orden en la expansión del reino de Aragón.

    La huella de los templarios en la Corona de Aragón es la protagonista de la Ruta Domus Templi.

    A pesar de sus ruinas, el Castillo de Monzón adquiere el perfil de leyenda que deben tener los muros que forjaron la historia. Este rincón de Huesca vio adiestrarse a Jaime I bajo protección templaria. El castillo se yergue en el centro de la ciudad y su iglesia contaba con túneles ahora bloqueados que conectaban con una casa que los templarios tenían en el pueblo, con el río y una fuente. En los alrededores se encuentra el santuario de Nuestra Señora de la Alegría y los castillos gemelos de Belver y Chalamera.

    Fuente: Guía Repsol

  4. Castillos de Miravet y de la Zuda (Tarragona)

    Uno de los castillos más importantes de Cataluña es el de Miravet (Tarragona), construido sobre un antiguo castro ibérico. Es famoso por haber albergado reliquias como la lanza del conde Ramón Berenguer IV y un ejemplar de las Escrituras que les legó en herencia.

    Mejor conservado está el castillo de la Zuda, en Tortosa (en la imagen). Se ha reconvertido en Parador Nacional de Turismo, por lo que su esencia se ha desvirtuado un tanto, aunque no deja de ofrecer una imponente imagen, así como espectaculares vistas de la antigua judería de la ciudad.

    Fuente: Guía Repsol

  5. Caravaca de la Cruz (Murcia)

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    El castillo de Caravaca de la Cruz es el núcleo templario más representativo de la provincia de Murcia. De origen musulmán, fue ampliado tras la reconquista. En el centro se halla el Santuario de la Santísima y Vera Cruz custodiado con catorce torreones. El arte templario se ha visto en posteriores siglos aderezado con arreglos barrocos y además el monumento alberga el Museo de Arte Sacro e Historia.

    Otras muestras de renacentismo y arte mudéjar en la iglesia de la Soledad, el convento de los carmelitas y la Purísima Concepción, hacen de Caravaca un auténtico foco de arte antiguo. Tal es la historia que ha vivido antes, durante y después de los templarios, que es considerada la quinta ciudad santa del mundo, lo que la permite celebrar cada siete años el Año Santo y otorgar el jubileo a sus peregrinos.

    Fuente: Guía Repsol

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