El Papa pide a las congregaciones de clausura que no recluten candidatas extranjeras para «salvaguardar la supervivencia del monasterio»

El Pontífice quiere que las comunidades sean «verdaderas escuelas de oración» pero evitando el «aislamiento»

Corresponsal en El Vaticano Actualizado: Guardar
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En una esperada puesta al día de las normas promulgadas por Pío XII en el ya lejano 1950, el Papa Francisco pide a todas las congregaciones religiosas femeninas de clausura que estudien y revisen sus constituciones siguiendo las líneas del documento papal «La búsqueda del rostro de Dios», publicado el viernes. [ Así es la vida de clausura en España]

El arzobispo José Rodríguez Carballo, «número dos» de la Congregación vaticana que se ocupa de la vida consagrada, ha afirmado que el documento cubre una laguna en un área «descuidada a nivel legislativo en las últimas décadas». Las congregaciones femeninas, a las que se dirige, suponen la mayoría del total de conventos y monasterios de clausura.

En la nueva Constitución Apostólica, el Papa asegura a las congregaciones contemplativas femeninas que «el mundo y la Iglesia os necesitan como ‘faros’ que iluminan el camino de los hombres y de las mujeres de nuestro tiempo», y les recuerda que la decisión de apartarse «no es la huida del mundo por miedo, como piensan algunos.

Vosotras seguís estando en el mundo, sin ser del mundo».

A lo largo del documento, el Papa aborda doce grandes temas, empezando por la formación de las aspirantes y ordenando «evitar en modo absoluto el reclutamiento de candidatas de otros paísescon el único fin de salvaguardar la supervivencia del monasterio». En ese contexto, Francisco invita a las religiosas a «prestar mucha atención al discernimiento vocacional y espiritual, sin dejarse llevar por la tentación del número y de la eficacia».

El Papa subraya la importancia de la oración, especialmente de la adoración eucarística, de modo que las comunidades sean «verdaderas escuelas de oración», alimentada en la lectura de la palabra de Dios.

Destaca también la importancia del sacramento de la Reconciliación y de la vida fraterna, en la que deben practicar una «fuerte espiritualidad de comunión» y de «mutua pertenencia», superando las diferencias de cultura, edad, etc.

Francisco hace notar que la deseable autonomía de los monasterios no debe significar «aislamiento», y ordena constituir en todos los casos federaciones de monasterios según criterios de cercanía espiritual, cultural o geográfica, de modo que ninguna comunidad viva aislada.

Aborda también la importancia del trabajo y del silencio, al tiempo que invita a valorar con «prudente discernimiento» el grado de presencia de medios de comunicación digitales, que son «instrumentos útiles para la formación y la comunicación»pero no deben suponer «distracción y evasión de la vida fraterna», ni resultar nocivos para la contemplación espiritual.

El documento aconseja a las superioras «favorecer un clima gozoso de libertad y de responsabilidad», que permita a estas religiosas y comunidades seguir siendo manantiales de espiritualidad y «faros que iluminan» un mundo necesitado de luz.

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