Atasco en la M-30 de Madrid
Atasco en la M-30 de Madrid - ISABEL PERMUY

La explicación a los atascos «fantasmas»

Hay algunas retenciones que se originan y desaparecen sin una causa justificada

MADRID Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Un atasco se produce, básicamente, cuando el número de vehículos que llegan a un determinado punto se acerca o supera la capacidad de la vía. Cada carril de una autovía tiene una capacidad para que circulen un máximo de 2.000 vehículos/hora (con dos carriles en el mismo sentido, serían 4.000 vehículos/hora).

Cuando el número de vehículos se acerca a ese máximo, comienzan los primeros frenazos: de hecho, a partir de 1.700 vehículos/hora, cualquier maniobra o desplazamiento lateral, provoca una caída brusca en la velocidad de marcha. Los coches circulan a menor velocidad, muy cerca unos de otros, lo que favorece que cualquier toque al freno multiplique su efecto a lo largo de la retención. De hecho, cuando el número de vehículos que acceden a la vía es igual o superior a su capacidad máxima, esta capacidad se 'reduce' cerca de un 20-25%.

En situaciones como las conocidas "operación salida" y "operación retorno" que acompañan a los períodos vacacionales resulta más fácil comprender la causa de las retenciones. Pero en otras ocasiones los atascos aparecen y desaparecen "como por arte de magia", sin una causa clara que justifique tanto su inicio como su fin.

Son los llamado "atascos fantasma". Se trata de congestiones de tráfico que sobrevienen sin una densidad de tráfico excesiva en la vía. Es decir, cuando, al menos en apariencia, todo haría indicar que la infraestructura podría absorber adecuadamente el número de vehículos que circulan por ella.

Observaciones de expertos y distintas simulaciones apuntan a que un solo coche yendo demasiado cerca de otro y que de repente disminuya velocidad pisando un poco el freno motiva una retención en cadena. Este simple gesto hace que se pierda la uniformidad de la marcha, de modo que no se precisan accidentes o saturaciones.

De ahí que siempre resulte clave respetar la distancia de seguridad, ya que es el modo más eficaz para evitar atascos tontos o fantasma. La explicación consiste en que , si no respetamos la mencionada distancia de seguridad, un ligero "toque de freno" sin hueco suficiente, genera que, sin llegar a chocar con el coche que nos precede o antecede, genere un efecto "acordeón" o de onda encadenado con el tráfico que nos sigue. Los vehículos que circulan detrás del que inicialmente pisó el freno reaccionarán igual,atenuando la velocidad y llegando incluso a detenerse. El atasco por detrás se propaga de forma más rápida que la capacidad de reacción (para ganar velocidad) de los coches que van delante. Al final, quien lo provoca suele seguir circulando sin problemas, incluso sin darse cuenta del embrollo que ha dejado tras de si.

Ver los comentarios