'Podemas y la machisma'

Abrimos comillas. «La podemisma ilustrada en generala y las mujeres que conforman esta corrienta política en particulara, son la nueva luz que ilumina nuestra camina. En Cádiz, por ejempla, tenemos a la concejala María Romay y a unas cuantas militantas más anónimas que nos guían y nos indican lo que está bien y lo que no puede permitirse bajo ninguna concepta. Ellas marcan lo que es machista y lo que no lo es. Cabe suponer que a su corta edad en torna a los 25 años –no de experiencia laboral o política, sino de vida– ya han tenida que padecer tales episodias de machisma en sus propias carnas que se sienten con la fuerza moral suficiente para darnas leccionas. O quizá no en sus propias carnas, sina en la de la media de las mujeres gaditanas, que como se sabe viven todas oprimidas por sus terroríficas maridas.

¡Qué tiempas aquellas en las que las gaditanas podían disfrutar de La Caleta sin tener que cubrirse la rostra con un velo! O aquellas en que na era necesaria la permisa del hombre de la casa para poder ir a tomar una cafetita con las amigas. Ahora, con esta machisma recalcitranta que sufrimas en Cádiz, a las mujeres no les queda otra que callar y obedecer. Cuidar de los hijos –futuros opresores– y las hijas –pequeñas oprimidas–, lavar, hacer la comida, planchar y callar mientras su verdugo con patas se rasca la entrepierna viendo el fútbal en camiseta de tirantas y una cerveza sobre la panza. Gracias a Diosa y a los tuits de estas comprometidas jovenas, esta empieza a cambiar poca a poca. De momenta, ellas van comentanda qué letras del Carnaval son machistas y cualas no. Y en funcián de su criteria, ya la resta de nosotras sabemas con cuálas letras del Carnaval nos podemas reir o cuálas debemas repudiar cuan ninfa retrógrada del más abyecta franquisma. Antes no teníamos ni idea de cóma reaccionar ante la chista sobre la suegra o las continuas referencias fálicas de Juan Carlos Aragón. Pera ya la sabemas. Debemas reaccionar con cara de asca, de indignaciona y, en el fonda, de pena por esos pobras diablas que no saben ni lo que dicen».

Cerramos comillas y dejamos de lado el lenguaje estúpidamente correcto. Lo que María Romay y sus adláteres debería pensar es por qué hay un colectivo de mujeres maltratadas en Cádiz que lleva meses enfrentado a su alcalde y a su compañera de Asuntos Sociales. Unas mujeres, con nombres y apellidos, que acuden a cada Pleno Municipal a pedir ayuda. La ayuda que se les prometió en campaña electoral, cuando todos sonreían con los pasodobles del jefe. Esas señoras no entienden de Twitter, ni de eslóganes molones. Entienden que si se les prometió el 90% de su alquiler, quieren el 90% de su alquiler. Y entienden que en lugar de empuñar un megáfono, la concejala de la Mujer debería organizar cursos realmente útiles para su futuro. Lo que hace el Ayuntamiento sí es machismo. Pasivo, pero machismo.