Miserable

Al concejal de Podemos David Navarro se le ha visto el plumero. Los tres partidos de la oposición en el Ayuntamiento de Cádiz, poniendo en marcha los mecanismos perfectamente legales y articulados en los estatutos de la televisión municipal, le han relevado de su cargo como consejero delegado de Onda Cádiz.

Sin entrar en las razones de fondo, que nos llevarían tres o cuatro artículos como este, se trata de una operación que podríamos calificar, sino de ‘rutinaria’, al menos sí de medianamente normal. No nos gusta lo que haces ni cómo lo haces y tenemos la potestad legal de quitarte de enmedio. Entra también dentro de la lógica que el afectado proteste, diga que no le parece justo y que más malos son –donde va a parar– los del PP, los del PSOE y los de Ciudadanos. Todos. Malísimos.

Lo que ya empieza a no ser tan normal, o no debería serlo, es que para mostrar su disconformidad con la decisión de mandarlo a por tabaco utilice expresiones del tipo «moción de censura encubierta», «derecha retrógrada» o que tache al representante del PSOE de «cobarde» y «conspirador». Todos sabemos que este tipo de lenguaje semibélico es muy habitual en las filas podemitas.

A la vista está que en los últimos tiempos les ha ido bien emponzoñando y queriendo hacer ver que cualquier cosa que no haya salido de sus asambleas y reuniones de patio de colegio son fascistas, fachas, dictatoriales o cosas por el estilo . Han decidido arrogarse el título de buenistas oficiales, de indicarnos el camino recto por el que debemos transitar en la vida y hay quien les compra la moto, por cansino que resulte.

Pero para poder ejercer de abanderado de la rectitud y lo ético, hay que –discúlpenme la expresión– tener el culo muy limpio . Y Navarro ha enseñado la patita ya del todo al insinuar que su antecesora en el cargo en Onda Cádiz renunció al mismo coinciendo con su maternidad.

Ahí, cuando se le aprieta un poquito y se le somete a una situación que no le agrada, es cuando sale a relucir su verdadera cara. Ellos, que son tan feministas. Ellos, que nos inundan a tuits buenistas. Ellos, que acusan de machista y homófobo a cualquiera que no cuelgue en el balcón de su casa una bandera arco iris. Ellos, a la primera de cambio, atacan a una mujer por el simple hecho de serlo.

Y encima, mintiendo, ya que María Fernández–Trujillo , la vilipendiada, lo dejó bastante después y por motivos bien distintos, que únicamente tienen que ver con la gestión del ente municipal. Luego ha venido el tibio intento de disculparse en redes sociales, como no podía ser menos sabiendo que ha metido la pata hasta el corvejón. Pero el daño ya está hecho. Fernández–Trujillo le ha llamado «miserable y machista» . A ver si la Fundación Municipal de la Mujer la apoya a ella o a su compañero de partido. Ojú, si hubiese sido Romaní o Fran González.