Un Rolls ¡sin volante!

Dentro de los fastos que BMW Group protagoniza este año al hilo de su centenario, el capítulo que toca a su marca más exclusiva, Rolls-Royce, pasa por el concept VISION NEXT 100. Un súper ensayo que avanza rasgos ideados para futuros modelos de la marca y que busca responder a «las demandas de movilidad de los clientes de automóviles de gran lujo» en décadas venideras.

Desarrollado sobre una inédita plataforma modular que aplica masivamente materiales como el aluminio y otros ligeros y resistentes materiales, como la fibra de carbono, suma 2 puertas que se abren hacia arriba (con el techo, que es panorámico) y hacia detrás (la izauierda, de movimiento en cochera o en sentido opuesto a la marcha).

En la parte frontal lateral va el maletero, donde oculta sendas maletas Grand Tourer.

El coche, que parece suspendido en el aire sobre sus 4 ruedas (pisa sobre llantas de 28 pulgadas fabricadas con 65 piezas de aluminio), como si de un catamarán se tratase, mide nada menos que 5,9 metros de largo y 1,5 de alto. Está pintado en una tonalidad turquesa llamada Crystal Water y es totalmente eléctrico.

La estética del VISION NEXT 100 se basa en diseños de Rolls-Royce previos a la Segunda Guerra Mundial, con soluciones propias de los carruajes de caballos. De ahí la altura de los asientos y el diseño de las puertas, ideados para entrar y salir de pie y lograr una visibilidad de marcha óptima. Incluso dispone de un escalón escamoteable y de un haz de luz que simula una alfombra roja.

Partiendo de una plataforma modular, el fabricante apunta a que en el futuro las técnicas de producción permitirán al cliente involucrarse más en el diseño del vehículo para personalizar características incluso de forma y tamaño.

Por sí solo

El Rolls VISION NEXT 100 solo circula de forma autónoma. De ahí que carezca hasta de volante o mandos, o que los asientos sean lo más parecido a un confortable cheslong para 2 ocupantes tapizado en lana y seda, como la moqueta.

Los flancos internos van cubiertos de madera de ébano Makassar y un sencillo reloj analógico bajo el parabrisas, en el centro de lo que sería el salpicadero, remite a los orígenes de Sir Henry Royce como un pionero eléctrico en la producción de dinamos.

Bajo él, una gran pantalla OLED muestra el sistema multimedia que intereactúa con el pasaje mediante una voz femenina (al que Rolls-Royce llama «la voz de Eleanor»), como si de un chófer virtual se tratase.

La idea del fabricante de la doble R es que el vehículo esté digitalmente conectado a cada aspecto de la vida de sus propietarios y su entorno, de forma que se anticipe en ajustes e información de itinerario, recuerde la agenda y efectúe sugerencias antes de arrancar.