El transporte limita los coches eléctricos por el riesgo de incendio

El hundimiento del Felicity Ace supuso pérdidas de 500 millones y cambios en la política de transporte marítimo

Las baterías de coches eléctricos agravan el incendio de un carguero cerca de Azores

Juan Roig Valor

Juan Roig Valor

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Hace un mes se hundió el Felicity Ace , un carguero destinado a EEUU que iba cargado principalmente con modelos del Grupo Volkswagen, unos 4.000 en total . Entre ellos, 856 Audis, 580 Porsches, 523 Volkswagens —algunos dirigidos al mercado mexicano— y 190 Bentleys, más del 1% de su total de ventas en 2021: 14.659 unidades.

Las pérdidas más significativas para los amantes del automóvil fueron quizás los 15 Lamborghini Aventador , que representaban las últimas unidades del modelo que la marca de Sant'Agata iba a producir. Después del accidente, en el que nadie salió herido, el fabricante ha vuelto a reactivar sus líneas de montaje para el Aventador.

Sin embargo, también había vehículos irremplazables. Entre ellos, un Land Rover Santana hecho en España en 1977 , un Porsche Boxter GTS de segunda generación o un Honda Prelude SiR de 1996, todos propiedad de conductores particulares.

Aunque es imposible determinar las causas del incendio, se sospecha que este se vio intensificado por las baterías de ion-litio de los modelos eléctricos e híbridos. Aunque los datos de la NTSB (Junta de Seguridad de Transportes de EEUU) demuestran que los eléctricos tienen menos riesgo de incendio que los de combustión, una vez están en llamas, estas son mucho más violentas y difíciles de apagar.

Además, los métodos que se aplican en tierra firme, como sumergir el vehículo entero en agua, no son prácticos en la bodega de un carguero. La empresa responsable del Felicity Ace, la japonesa Mitsui OSK Lines (MOL), sufrió pérdidas estimadas de 500 millones de euros y ha introducido una cláusula que prohíbe el transporte de modelos cero emisiones de segunda mano.

«Hemos estado recibiendo cada vez más pedidos de transporte para modelos eléctricos de ocasión», afirmó un portavoz de MOL cuando anunciaron su nueva política de transporte. Un vehículo eléctrico nuevo tiene los mismos riesgos de incendio que uno de ocasión —siempre que este se origine por causas externas—, pero posiblemente no quieran arriesgar sus acuerdos comerciales con los fabricantes y negarse a cargar modelos nuevos.

Todos los vehículos son inspeccionados previamente antes de entrar en las bodegas de un carguero, pero mientras es fácil identificar el riesgo en los coches de combustión con, por ejemplo, una pérdida de aceite, los eléctricos son más difíciles de analizar.

Otras empresas rivales de MOL como Toyofuji Shipping o Armacup Maritime Services han indicado que no prevén cambios en su política de transporte para eléctricos, sean nuevos o usados. Según esta última, «la línea roja está en modelos dañados por accidente, pero estaremos atentos a los acontecimientos por si tenemos que modificar nuestras cláusulas».

La Organización Marítima Internacional ha afirmado que los procesos de lucha contra incendios en el mar tiene que cambiar para adaptarse a la realidad del transporte de vehículos eléctricos y evitar accidentes de la magnitud del Felicity Ace.

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