La peregrina desaparecida, Denise Thiem
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Cien días desaparecida

La mochila turquesa de Denise Thiem, última esperanza

Sin rastro alguno de la peregrina, su familia se aferra ahora a encontrar el equipaje que la acompañaba:«Tiene que aparecer algo, aunque sea un calcetín»

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Hoy se cumplirán cien días de la desaparición de la peregrina Denise Thiem y la falta de indicios sobre dónde fueron a parar los pasos de la americana aquel 4 de abril ensombrece un caso que trae de cabeza a sus familiares. Desde la lejanía, los padres y el hermano de la turista de Arizona pelean por mantener la atención policial y mediática sobre una desaparición para la que no encuentran respuesta ni consuelo. En contacto directo con los investigadores, la portavoz de la familia Thiem en España critica que lleven semanas sin informarles y que no haya avances en las pesquisas, más allá del traslado del caso a la central de Madrid para su revisión.

Sabedores de que las etapas donde se vio por última vez a la americana —cuya pista se perdió a los pies de la Catedral de Astorga— han sido barridas por agentes expertos de la Guardia Civil y de la Policía Nacional a los que ayudaron voluntarios del lugar, los familiares de Arizona no se resisten a hacer una nueva batida que aporte luz al caso, a volver sobre lo revisado, a remover hasta la última piedra del Camino que esconde las claves de la desaparición de Denise.

Por eso, y aunque todavía sin fecha, se prepara un nuevo rastreo en la zona para el que la portavoz de la familia pide la colaboración de montañistas expertos y caminantes duchos en recorrer lugares escarpados. «Sabemos que ya se ha comprobado, pero tiene que aparecer algo, aunque sea un calcetín. No puede haberse desvanecido», insiste la portavoz en una charla con ABC.

Para impulsar una investigación en punto muerto desde casi la primera semana y aconsejados por expertos en este tipo de sucesos, los padres y el hermano de Denise también han dado un giro a su búsqueda. En un primer momento, las redes sociales y los albergues del Camino se cubrieron con la fotografía de la peregrina y con su descripción física. «Se busca. Denise Pikka Thiem. 40 años, 1,60 de estatura, entre 50 y 53 kilos de peso, rasgos indi-asiáticos, cabello largo, liso y moreno, apenas habla español», rezan estos carteles que se cuentan por decenas. Ahora, el foco de atención ha cambiado y lo importante no es tanto la cara de Denise como su mochila. Encontrar su equipaje o parte de él podría impulsar una investigación que suma tres meses en dique seco. De ahí que buena parte de las esperanzas de la familia recaigan en la mochila turquesa que acompañó a la americana durante su aventura jacobea. De forma paralela, la familia Thiem ha mantenido contacto con senadores y políticos norteamericanos para que los ayuden a visibilizar el caso. «Están frustrados y no queda más salida que esa y pelear porque la búsqueda no se frene», explican sus intermediarios.

Casos sin relación entre sí

Sin un hilo del que tirar, el hermano de la peregrina insiste en que ella no desapareció por voluntad propia. La ausencia de movimientos en sus cuentas, paralizadas desde el pasado 4 de abril, confirman que la marcha de Denise no fue decisión de la joven. Esto se unió al intento de rapto sufrido por una peregrina en la misma zona y a las denuncias por hostigamiento de varias caminantes, pero los encargados del caso descartan la relación entre la desaparición de Denise y estos acontecimientos puntuales. Tampoco hay testigos que anoten ningún hecho fuera de la normalidad del Camino que pudiese apuntar en alguna dirección. Cien días después, nadie sabe qué pudo haber alterado los planes de una peregrina a la que solo le restaban diez etapas para culminar su aventura.

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