Julio Vázquez, profesor de la USC, que ha estudiado el diario inédito de Diego de Guzmán
Julio Vázquez, profesor de la USC, que ha estudiado el diario inédito de Diego de Guzmán - MIguel Muñiz

Un mes con mucha Historia en el diario inédito de un peregrino de 1610

El hallazgo del relato de Diego de Guzmán permite descubrir que la Catedral de Santiago conserva telas donadas por la reina Margarita de Austria, anomalías del botafumeiro y otros aspectos relevantes

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Acababa de comenzar el otoño de 1610 y Diego de Guzmán se puso en camino hacia Compostela. No era un peregrino cualquiera. Lo enviaba Felipe III y la mayor parte de la ruta —ida y vuelta desde Valladolid hasta El Escorial con breve parada en Santiago— la hizo en litera, con un séquito de unas veinticinco personas y precedido de un alguacil que le garantizaba buen alojamiento en palacios y conventos y las mejores despensas posibles. Fue una peregrinación de poco más de un mes, que el delegado del rey relató en un diario oculto en los últimos cuatro siglos.

Hasta que Julio Vázquez, profesor de la USC, lo encontró en la Real Academia de Historia de Madrid. Tras estudiarlo, acaba de publicarlo con el título «La peregrinación a Santiago de Diego de Guzmán.

Diario inédito de 1610» (Alvarellos Editora). Sus páginas contienen relevantes novedades en torno al fenómeno jacobeo y al propio santuario del Apóstol. Las detalla en un interesantísimo café de sobremesa en la plaza de la Quintana durante el que sonarán varias veces las campanas.

De Guzmán, religioso de la Corte que terminó sus días como arzobispo de Sevilla, no vino de vacío, sino cargado de valiosos regalos para el cabildo tanto de Felipe III como de su esposa, Margarita de Austria. La expulsión de los moriscos de España no había ido mal y los monarcas debían agradecerlo. Lo hicieron con cuatro blandones de plata y metros y metros de riquísima tela florentina con la que el gran duque de Toscana, Fernando I de Médici, había obsequiado años atrás a la Reina.

Ella, con fama de sencilla y devota, los envió a Galicia. Se emplearon en colgaduras para el templo y otras piezas como paños o vestimentas litúrgicas. Así consta en el diario. La investigación de Vázquez, ayudado por Ramón Yzquierdo, director del Museo de la Catedral, ha permitido descubrir que varias de ellas —cuyo origen se desconocía y que no están expuestas— aún se conservan. Este periplo sienta las bases de la actual Ofrenda Nacional del 25 de julio: «Empieza a ser habitual que los monarcas envíen regalos en año santo».

Primera escena del Monte do Gozo

El diario de Diego de Guzmán aporta también novedades sobre un uso anómalo del botafumeiro, que chocaba con la bóveda catedralicia y desprendía brasas cuando realizaba su vuelo. «Para él era normal porque nunca antes lo había visto», señala Vázquez.

Pero no sólo. En su descripción aparece la que podría ser la primera alusión poética a la llegada al Monte do Gozo. Escribe: A la puesta del sol descubrimos esta santa y cuidad e Yglesia, y a fuer de buenos peregrinos nos arrodillamos luego e hizimos oración. «Esa imagen, que hoy tenemos muy asimilada, es la primera vez que aparece recogida así», indica Vázquez, quien apunta que coincide, asimismo, con un relieve en madera de 1596 de la Catedral.

Aspectos relevantes del diario se encuentran también en su camino de vuelta. Al atravesar el Miño en Codos de Belesar, Diego de Guzmán afirma que «el puente lo había fundado un tal Belisario, que fue un general bizantino de mucho éxito. La referencia a ese leyenda no me consta en ningún otro sitio».

La narración del emisario de Felipe III también sirve para observar el «diálogo» que se establecía entre los caminantes que iban y los que regresaban, una costumbre hoy perdida: «En ese tránsito surgía mucha información». Manifiesta, además, la existencia de hospitales sólo para peregrinos en retirada, anotación que tampoco es frecuente encontrar en documentos.

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