Las vidas a bordo del MH17

Además de las familias que perdieron a sus seres queridos, también se produjeron situaciones sorprendentes, pequeños milagros

La gente rinde homenaje a las víctimas depositando coronas de flores en el aeropuerto de Schiphol en Amsterdam, Holanda EFE

FERNANDO HELLER

Aún cuatro años después la tragedia del vuelo de Malaysia Airlines en la que fallecieron 189 holandeses, y los Países Bajos no han logrado reponerse del crudo golpe. Pero además de los duros testimonios de las familias que perdieron a sus seres queridos, también se produjeron situaciones sorprendentes, pequeños «milagros» como el de una familia entera que logró escapar de una muerte segura gracias a un error informático en las reservas de la compañía holandesa KLM , que compartía código con Malaysia Airlines.

Incluso en un drama como el del vuelo MH17 queda espacio para la sorpresa. Y, a veces, los errores se convierten en involuntarios aciertos. Al menos eso es lo que les ocurrió a tres afortunados: Nour Azzani, su marido Barry Sim, y su hija de apenas 3 meses y medio, que iban de vacaciones a Malasia, y pensaban emprender una gira turística por la región.

¿Cómo lograron escapar de la muerte? Un error informático en el sistema de reservas de KLM lo hizo posible. Poco antes de embarcar en el MH17, el matrimonio se dio cuenta de que Barry no figuraba en el mismo vuelo que su mujer e hija. La compañía KLM le había asignado otro, con el mismo destino, pero que salía en la noche (en lugar de al mediodía como el MH17). «Me enfadé y exigí que todos estuviéramos en el mismo avión», contaba Barry al periódico «Algemeen Dagblad». Pero como el vuelo de Malaysia Airlines estaba completo, al final el matrimonio y su hija aceptaron embarcarse por la noche. Un fallo les salvó la vida.

Aparte de esta anécdota alegre, Holanda sigue conmocionada por la tragedia, muchos de cuyos detalles humanos se han ido conociendo gracias a las redes sociales. Jolette Nuesink , una psicóloga clínica de 60 años iba de vacaciones con su marido, Peter, y sus dos hijos. Su identidad se hizo pública en todo el mundo, después de que la foto de su pasaporte fuera tuiteada por uno de los curiosos que se acercó al lugar de la tragedia. Los retuiteos posteriores alcanzaron dimensión global y pusieron rostro humano al drama.

«Todavía no sabemos nada de qué ha pasado exactamente (…) escuché la noticia en la radio. Estamos intentando que los responsables de Schiphol (el aeropuerto de Ámsterdam desde donde partió el vuelo,) nos digan algo más», explicaba horas después de la tragedia un abatido Sander Essers, cuñado de Nuesink, en declaraciones a la televisión pública holandesa, NOS.

Holanda, en estado de «shock»

La historia de Nuesink, una de las 154 víctimas mortales holandesas del vuelo MH17 de Malaysian Airlines (con 298 personas a bordo) derribado por un misil en la región ucraniana de Donetsk, bajo control de los separatistas, no era la única. Mientras el país seguía bajo estado de shock, proliferaron en los medios locales multitud de narraciones personales, de historias humanas. Entre las anécdotas que emocionaron entonces, se contó la de un pasajero holandés que apenas unos minutos antes de embarcar hizo una foto al Boeing 777 y la colgó en su página de Facebook, con un comentario típico de la situación: «Bye, bye, me voy de viaje, hello Asia». No sabía que estaba dejando un testimonio póstumo del drama.

En la tragedia también perdió la vida Pim de Kuijer, político del partido liberal de izquierdas D66 , quien apenas unas horas ante de abordar el vuelo NH17, en código compartido con la holandesa KLM, expresaba su felicidad por iniciar el viaje, hasta la «lejana Asia». Sus amigos, que no se creen lo que acaba de pasar, han escrito en su muro de Facebook centenares de mensajes de condolencias. «No podemos creer lo que ha sucedido, hasta siempre Pim, siempre estarás con noostros», rezó uno de ellos.

La desnuda crudeza de la imágenes del lugar de la tragedia transmitidas por la televisión contrastaron con las historias comunes que se escondían detrás de cada nombre de la lista de víctimas, entre ellas Cor Schilder, de 33 años, y su novia Neeltje Tol, de 30, oriundos de la localidad de Volendam, una pintoresca localidad al norte de Ámsterdam, que pensaban disfrutar de unas exóticas vacaciones, truncadas para siempre.

Otro de los fallecidos es Joep Lange, de 60 años, experto e investigador en el VIH y Sida , que se dirigía a Melbourne para participar en una conferencia internacional sobre esa enfermedad. Lange era, entre otros cargos, director del Amsterdam Institute for Global Health and Development (Aighd), y una personalidad reconocida en su sector en la Organización Mundial de la Salud (OMS), según informó el portal EurActiv.es

El golpe fue muy duro en el pequeño país europeo. Se trataba de la segunda peor tragedia aérea con víctimas holandesas desde el accidente del 27 de marzo de 1977 en el aeropuerto canario de Los Rodeos (actualmente Tenerife Norte), cuando 538 personas murieron (238 holandeses) al colisionar dos aviones Boeing 747, uno de la holandesa KLM y otro de la estadounidense PanAm (ya extinta).

[Publicado originalmente en veranod e 2014]

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