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Perfiles

Trump nombrará a Jeff Sessions tras fulminar a la fiscal general por desafiarle

Jeff Sessions, acusado de un pasado racista y sexista, será el nuevo fiscal general

Sally Yates se halla ahora bajo los focos por su negativa a cumplir con su labor de defender al Gobierno Federal

Corresponsal en Washington Actualizado: Guardar
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Cuestión de tiempo. Jeff Sessions, el controvertido abogado y hasta ahora senador, acusado de un pasado racista y sexista, será el nuevo fiscal general. Pese a que los demócratas votaron en contra de la designación del presidente Trump en la comisión del Senado, los republicanos cerraron ayer filas y se servirán de su mayoría para la ratificación.

El pleno lo formalizará en breve. Treinta años después de que el Senado rechazara la propuesta del presidente Reagan de nombrarle juez del Distrito Suoreste de Alabama, ahora asumirá una responsabilidad mucho mayor. De Sessions no se cuestiona tanto su capacidad profesional como los comentarios racistas que llevaron en 1986 a la Cámara alta a rechazar su candidatura. Después de estudiar entonces el informe correspondiente y escuchar al afectado, decidió que era apto para ejercer de juez.

Entre las declaraciones que jugaron en contra del abogado, nacido en Selma (Alabama) en 1946, fue la afirmación de que «estaba de acuerdo con el Ku-Klux-Klan, hasta que empezaron a fumar marihuana». Su justificación durante las audiencias fue que estaba bromeando.

Las críticas al perfil político de Sessions han arreciado ahora, con motivo de la polémica orden ejecutiva firmada por Trump para impedir la entrada al país a inmigrantes de siete países de mayoría musulmana. Conocida su opinión radical, al hasta ahora senador se le atribuye la autoría intelectual de la política que ha defendido Trump contra la inmigración ilegal, tanto en su etapa de candidato como ahora, desde su llegada a la Casa Blanca.

La «ministra de Justicia» que dijo «no»

Ha saltado a la fama por ser destituida fulminantemente por el presidente Donald Trump, pero su trayectoria profesional, hasta ahora impecable, nunca había sido tan conocida públicamente. Sally Yates, una abogada nacida en Atlanta (Georgia) hace 56 años, se halla ahora bajo los focos por su negativa a cumplir con su labor de defender al Gobierno Federal en la aplicación del polémico cierre de fronteras a inmigrantes musulmanes.

Después de un brillante comienzo como abogada en su ciudad natal, con solo 29 años Yates ingresó en la oficina del Fiscal del Distrito Norte de Georgia. En un importante salto profesional, el presidente Obama la nominó en 2010 como fiscal jefe de ese Distrito, donde había trabajado ya más de una veintena de años. El caso más importante que dirigió en ese periodo, entre 1996 y 1998, fue el del enjuiciamiento al terrorista cristiano Eric Rudolph, acusado de matar a dos personas y herir a más de 120.

Ya en las alturas de la Fiscalía, compaginó su nueva labor con la vicepresidencia del Comité Asesor del Fiscal General, a propuesta de su titular, Eric Holder. Desde que el Senado la confirmara por amplia mayoría (84-16) como Fiscal General adjunta, en 2015, había trabajado con Loretta Yates, la última Fiscal General designada por Obama.

Casualmente, ayer trascendió que durante la audiencia del Senado para ratificar la designación, Jeff Sessions, supervisado por la Cámara Alta para ser el nuevo Fiscal General, le preguntó sobre el grado de discrepancia que mantenía con la política del presidente Barack Obama, en una intervención que el propio Sessions concluyó así: «A veces, el Fiscal tiene que decir "no" al presidente».

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