Barack Obama y su familia, a su regreso este lunes de sus vacaciones en Hawai
Barack Obama y su familia, a su regreso este lunes de sus vacaciones en Hawai - Reuters

Los roces con Trump condicionan el cambio republicano en Estados Unidos

La mayoría conservadora en el Senado es insuficiente para desmontar el legado de Obama

Corresponsal en Washington Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Tras la euforia, la cruda realidad. La victoria de Donald Trump, que con la renovación de la mayoría en el Congreso ha otorgado un pleno de poderes al Partido Republicano, viene acompañada de muchos matices. El cambio que la formación conservadora pretende aplicar cuando este martes el Senado y la Cámara de Representantes pongan en marcha su nuevo bienio, topa con limitaciones, empezando por las diferencias que ya han evidenciado el todavía presidente electo y el partido que le sustenta. Y hay un condicionante aritmético: las grandes medidas para desmontar el legado de Obama requerirán de una mayoría reforzada de sesenta de cien senadores, frente a los 52 que contabiliza el Partido Republicano.

Trump pretende acometer la mayor bajada de impuestos desde la era Reagan

El choque con Trump en torno a la polémica injerencia del Gobierno ruso en la elección estadounidense, mediante piratas informáticos, será solo otro más de los numerosos encontronazos que amenazan con salpicar el mandato del neoyorquino. Su simpatía mutua con Putin y su resistencia a respaldar las medidas de represalia aprobadas por Obama, que sí han encontrado respaldo en los republicanos, vivirá esta semana un nuevo episodio, protagonizado por un anuncio de «novedades» de Trump y un debate promovido en el Congreso por sus propios aliados.

Hay más diferencias. Desde que el 20 de enero tome posesión el nuevo presidente, su anunciado plan de infraestructura de un billón de dólares de inversión se convertirá en un rompecabezas para los republicanos. Por mucho que Trump proclame que sólo participarán las compañías privadas, los conservadores temen que el programa suponga un incremento del déficit. Para los republicanos, contener el gasto seguirá siendo un caballo de batalla, y más ahora que el déficit se acerca a los 20 billones de dólares.

A ello hay que sumar la pretensión del nuevo presidente de acometer la mayor bajada de impuestos desde la era Reagan, que es bien recibida por los republicanos, pero que requerirá de la forma y el momento adecuados para que su aplicación no perjudique a las arcas públicas.

Ocho senadores demócratas

Además de la discrepancia con Trump en las prioridades, la necesidad de sumar apoyos de al menos ocho senadores demócratas en cada gran reforma es un obstáculo notable para los republicanos. La política migratoria, la sustitución del Obamacare, el aumento de gasto para cada proyecto, constituirán un desafío continuo.

Ver los comentarios