La ministra de Exteriores argentina, Susana Malcorra, durante la entrevista en Madrid
La ministra de Exteriores argentina, Susana Malcorra, durante la entrevista en Madrid - Ernesto Prieto

Ministra de Exteriores de ArgentinaSusana Malcorra: «No hay salida para Venezuela si no es a través del diálogo»

Ante la crisis política y económica venezolana, la canciller de un país que sabe lo que es estar al borde del precipicio aboga por el consenso entre el Gobierno de Nicolás Maduro y la oposición

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Susana Mabel Malcorra (Rosario, 1954), ministra de Relaciones Exteriores y Culto de Mauricio Macri, saltó a los titulares por su candidatura a la Secretaría General de Naciones Unidas, que al final logró el portugués Antonio Guterres. Ingeniero electrónico, ha trabajado en el sector privado (IBM y Telecom Argentina) y tiene una larga trayectoria diplomática (fue jefa de Gabinete de Ban Ki-moon). De visita privada en Madrid, intervino en el Foro América y tenía previsto reunirse con su homólogo español, Alfonso Dastis.

-Tras el reciente incidente que la canciller venezolana, Delcy Rodríguez, protagonizó en Buenos Aires cuando intentó participar en una reunión de Mercosur a la que no fue invitada, el presidente Macri se refirió al sufrimiento de los venezolanos.

Habló de su «pobreza y falta de garantías sobre los mínimos derechos humanos». ¿Qué está haciendo su Gobierno para ayudar a los opositores y al pueblo venezolano en general?

-Es fundamental que se produzca el diálogo entre el Gobierno y la oposición. El presidente Maduro llegó a la presidencia a través del voto, así como la oposición llegó al control del Legislativo a partir del voto. Ese es un mensaje del pueblo, de que se tienen que sentar y encontrar en común una salida a Venezuela. Lo primero que hemos hecho este año es insistir en el diálogo, que se materializó a través de la intervención de los tres expresidentes ( José Luis Rodríguez Zapatero, Leonel Fernández y Martín Torrijos) y con el acompañamiento ahora del Vaticano, que refuerza la oportunidad del diálogo. Se ha producido un distanciamiento, pero van a volver a sentarse el próximo 13 de enero, ya no juntos sino a través de intermediarios. No hay salida para Venezuela si no es a través de una agenda común superadora de estas crisis de tipo político, económico y de abastecimiento. Hay que hacerlo con toda la fortaleza porque si no el pueblo va a llegar a un punto de sufrimiento que puede generar una crisis aún más profunda.

-¿Temen un estallido social en Venezuela, ahora por la retirada de los billetes de 100 bolívares sin que llegaran los nuevos billetes?

-Los argentinos hemos pasado por crisis en múltiples ocasiones, la última en 2001. Entendemos lo que significa estar en el último paso antes de la crisis. Tememos que ese sea el caso de Venezuela y por eso apostamos todo a que esa crisis no se dé, porque quien más sufre es la gente y sobre todo quienes tienen menos recursos. Cuando hay una hiperinflación, como es el caso de Venezuela, que Argentina ha sufrido en múltiples ocasiones, sumada a los ingredientes que describí antes, se da la receta para una crisis y hay que evitarla de todas las formas posibles.

-¿Venezuela tiene voluntad de cumplir las normas de adhesión para que Mercosur levante la suspensión del país anunciada el pasado 2 de diciembre?

-Yo espero que así sea. Venezuela mostró su voluntad de sumarse a Mercosur. No se me ocurre pensar que haya decidido sumarse sin tener la voluntad de cumplimiento. Es cierto que el periodo de cumplimiento ha pasado y ahora le hemos dicho que se tome el tiempo y cumpla para reincorporarse con derecho total. Así dijo que lo iba a hacer.

-Diosdado Cabello, el número dos del Gobierno venezolano, dijo de usted que era «La CIA misma».

-(se ríe) El señor Cabello dice cosas que son provocativas y una de mis características es no reaccionar a las provocaciones.

«La activista indígena Milagro Sala está detenida por temas serios que generan causas penales»

-¿Hay malestar en la Administración Macri tras la declaración del secretario general de la OEA, Luis Almagro, de que «el sistema político no puede declarar culpable a Milagro Sala», la activista indígena detenida y a la espera de juicio por una colección de cargos en su contra. ¿Pueden asegurar que Sala tendrá un juicio justo?

-El secretario general no está teniendo en cuenta todos los elementos, sobre todo aquellos que se han enviado reforzando el caso, tanto a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos como al grupo de expertos de la ONU. Milagro Sala está detenida por temas serios que generan causas penales. Esto está en manos de la Justicia de una provincia, Argentina es un país federal, que ha determinado que le corresponde la prisión preventiva. Nosotros estamos a la espera de que la Justicia avance de la manera más expedita posible. Pero que esto sea un caso político me parece que subestima la gravedad de los elementos que llevaron a la Justicia a avanzar en estas múltiples causas que están en danza.

-¿Su trabajo en la Cancillería se vio afectado por su candidatura a la Secretaría General de la ONU? Recientemente han reconocido que se utilizaron más de 1.300.000 pesos de dinero público (80.000 dólares) en esa candidatura.

-La Cancillería, con total transparencia, mostró los números porque llevamos contabilidad independiente entre lo que se hacía por razones bilaterales o multilaterales, y lo que se hacía por mi candidatura. Siempre he dicho que no vi ningún tipo de conflicto entre que yo fuera candidata a la Secretaría General y canciller. De hecho, no era el único caso de candidatura en esas condiciones. Ser secretaria general estaba en línea con las prioridades que Argentina había definido para su política exterior. La cosa no se dio y capítulo pasado.

-¿Se abre una etapa de incertidumbre en las relaciones entre Argentina y Estados Unidos con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca?

-El mundo está mirando expectante qué va a pasar cuando llegue a la presidencia, incluida Argentina, pero nosotros estamos tratando de ver esto como una oportunidad. El hecho de que el acuerdo entre la Unión Europea y Estados Unidos se postergue como mínimo sino se caiga es una oportunidad para nosotros. Creemos que el vínculo con EE.UU. se mantendrá importante y vamos a tratar de solidificarlo. Partimos de una base muy baja, porque el gobierno anterior tenía muy poco vínculo, que nosotros restauramos a través de la relación con la Administración Obama y vamos a tratar de reforzarla ahora.

«Conseguir el lugar en el mundo no es tan difícil, pero reconstruir la confianza es lo que lleva más esfuerzo»

-¿Cómo dejó la Cancillería su predecesor, Héctor Timerman?

-En la gestión anterior había una decisión de conexión con el mundo limitada, de conectarse con ciertas partes del mundo. El presidente Macri ha decidido vincularnos con todos, salvo excepciones. Frente a la forma de administración muy centralizada que había, yo estoy tratando de revitalizar y empoderar nuevamente a las embajadas para que hagan la gestión que queremos para esta inserción inteligente y que produzcan los resultados, sobre todo en los temas económicos, que necesitan los argentinos.

-¿Está siendo complicado conseguir que Argentina recupere su lugar en el mundo, después del aislamiento de la etapa kirchnerista?

-Conseguir el lugar en el mundo no es tan difícil, pero conseguir la confianza, reconstruir la confianza, es lo que lleva más esfuerzo. La confianza se pierde muy rápido, reconstruirla lleva tiempo. Y ese es el trabajo que estamos haciendo, que se monta sobre una idea de previsibilidad, de una etapa nueva de la Argentina donde creemos que hay una nueva dirigencia política que ha reconocido que el logro de los consensos es esencial.

-¿Cree que la muerte de Fidel Castro acelerará las reformas en Cuba o el país seguirá anclado en el inmovilismo y la represión, según denuncian observadores y disidentes, hasta que no desaparezca la generación histórica del castrismo?

-No estoy segura de qué va a producir exactamente la muerte de Fidel Castro, el avanzar está en manos de los cubanos. También me parece que el embargo tiene un papel en todo esto. Lo que sea que pase con la llegada de Donald Trump a la presidencia de EE.UU. va a tener un potencial impacto. No me cabe ninguna duda de que los cubanos van a avanzar en la búsqueda de esta solución y van a tener el diseño final que se den a sí mismos. Cuba es un caso muy particular y el embargo ha marcado todo lo que pasa en Cuba de una manera muy especial.

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