Recep Tayyip Erdogan, presidente de Turquía
Recep Tayyip Erdogan, presidente de Turquía - AFP

Erdogan celebra el triunfo de Trump tras haber criticado sus ataques a la comunidad musulmana

El presidente turco llegó a pedir la retirada del nombre del magnate de las torres de Estambul

Corresponsal en Estambul Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Recep Tayyip Erdogan está acostumbrando a los turcos a piruetas dialécticas de 180 grados. El presidente turco es capaz de, en solo dos días, asegurar que la misión de la ofensiva turca en Siria es «acabar con el mandato del tirano Asad» para, tras la interpelación rusa, rectificar diciendo que el objetivo «no es una persona o un país sino las organizaciones terroristas». Respecto al futuro presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha protagonizado un giro similar.

En el mes de junio, poco después de que el magnate pidiera en su campaña electoral prohibir por completo la entrada de musulmanes en EEUU, Erdogan montó en cólera. «[Trump] no es tolerante con los musulmanes que viven en Estados Unidos.

Y encima utilizan su nombre como marca [en Estambul]. Aquellos que han puesto esa marca en sus edificios deberían quitarla inmediatamente». Las torres Trump de Estambul se inauguraron en 2012 y son propiedad del magnate turco Aydin Dogan.

Sin embargo, y a pesar de las diferencias, Erdogan tomó rápidamente partido por el candidato republicano en su pugna con la demócrata Hillary Clinton. De hecho, según publicó Politico, una empresa cercana al presidente turco contrató a la consultora del general retirado Michael Flynn, uno de los principales asesores militares de Trump. Es decir, que el entorno de Erdogan habría estado ejerciendo como grupo de presión sobre uno de las voces más próximas a Trump.

De esta manera, no resulta tan extraño que el propio Michael Flynn pidiera la extradición del clérigo Fethullah Gülen, considerado por Ankara como el cerebro del golpe de Estado del pasado 15 de julio. Además, Flynn describió a Turquía como «una fuente de estabilidad en la región» y un país «vital para los intereses de los Estados Unidos».

Así pues, incluso antes del sorprendente resultado electoral, Erdogan comenzó a moderar su discurso contra Trump. «No creo que esto sea remotamente posible», respondió en una entrevista con la cadena MSNBC sobre la voluntad de Trump de prohibir la entrada de musulmanes. «Muchas cosas se pueden decir durante los mítines antes de unas elecciones y luego resultan de manera muy diferente».

Finalmente la victoria del magnate norteamericano, se recibió en Turquía como «una señal esperanzadora», según un medio progubernamental. Erdogan fue uno de los primeros mandatarios con los que Trump habló por teléfono y ambos mostraron su «compromiso de seguir fortaleciendo las relaciones bilaterales». Las críticas sobre su trato a los musulmanes quedaron en un segundo plano.

El propio presidente turco mostró también su optimismo. «Trump no recibió dinero de FETO [siglas utilizadas por Ankara para referirse a la red de Gülen]. Mientras que por el otro lado [en referencia a Hillary Clinton], tengo informes que dicen que sí recibieron dinero de esa organización».

Según explica a este periódico un analista cercano al Gobierno, en Turquía «hay expectación» respecto a la administración Trump a pesar de las «preocupaciones por la islamofobia». En los círculos más próximos al poder en Ankara todavía escuecen las políticas de Obama, consideradas como «terribles» para los intereses de Turquía. Además de las críticas por las medidas autoritarias y la masiva purga puesta en marcha tras el golpe de Estado, la principal causa de la tensión con Washington ha sido el apoyo a la milicia kurda en el norte de Siria en su lucha contra Daesh. Turquía considera a esta una organización terrorista. «Con Clinton está claro que estas medidas habrían continuado», explican desde Ankara.

No obstante, esta rápida luna de miel entre Erdogan y Trump puede no durar mucho. Todavía está por ver qué decisiones tomará el futuro presidente estadounidense en el norte de Siria. Y mientras, desde el entorno de Trump también se ha pedido la prohibición de los Hermanos Musulmanes, una organización afín a Erdogan y su proyecto político. Por tanto, en Turquía no se descarta un nuevo giro de 180 grados en el discurso de su presidente.

Ver los comentarios