Un equipo de rescate colombiano trabaja en Pedernales bajo la lluvia
Un equipo de rescate colombiano trabaja en Pedernales bajo la lluvia - AFP

«Ecuador tiene el alma rota en pedazos»

Tres días después del seísmo, los servicios de rescate siguen recuperando a personas vivas bajo los escombros

QUITO/MADRID Actualizado: Guardar
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«Ecuador tiene el alma partida en pedazos. Todo el mundo tiene un amigo o un familiar en la provincia de Marabí, famosa por la belleza de las mujeres y por su gastronomía», señala a ABC una fuente que visitó la zona el lunes. Todavía tiene frescos los recuerdos de «las voces y ruidos que se escuchaban desde los escombros». Del «hedor» que procedía de los cuerpos aplastados, a la espera de ser retirados. Del miedo a los saqueos en los comercios que se mantienen en pie «y tienen algo que vender».

Pasan las horas –el límite, según las estadísticas, para encontrar vida es de tres días a partir de la catástrofe– y las esperanzas se agotan. La gente sufre, la ayuda a las víctimas que perdieron todo si bien es importante no puede ser canalizada, de manera efectiva, y hasta la presencia excesiva de voluntarios

ha complicado el trabajo.

En la lista de víctimas, también hay varios extranjeros pues Manabí es una zona dedicada al turismo. Entre ellos hay seis colombianos que tenían previsto retornar a su país al día siguiente del siniestro. También tres médicos cubanos que trabajaban en Manta, el segundo puerto más grande del país. Jennifer Mawn, canadiense de 37 años, y su hijo Arthur La Flamme, de 12 años, tampoco pudieron escapar de la tragedia. Sí su marido, que trabaja como jefe de márketing en el resort «Las Olas Community», en la turística Bahía de Caraquez, otra ciudad, seriamente golpeaba por el seísmo.

En las últimas horas, se identificó a la hermana Clare Crockett, irlandesa de 33 años, que estaba al frente de la comunidad católica Siervas del Hogar de la Madre, en Portoviejo. Allí trabajaba junto a las postulantes a religiosas ecuatorianas Jazmina, Mayra, Valeria, María Augusta y Catalina, que perecieron en el dantesco episodio, cuando la escuela Sagrada Familia, donde residían, se vino al suelo la noche del sábado.

Desenlaces felices

Entre tanta muerte y devastación también hay desenlaces felices. Transcurridos tres días desde el seísmo, los equipos de rescate pudieron recuperar a varias personas, entre ellas dos niños, que se encontraban bajo los restos de edificios. También a cinco personas que se encontraban atrapadas bajo los escombros del centro comercial Navarrete, en la parroquia Tarqui. María es una de ellas. Trabajaba en la recepción del hotel Panorama, según confirmó la propietaria del inmueble, Paquita Orlando, quien mantiene la esperanza de encontrar a dos de sus hijas (Ximena y Verónica), que también estaban en el lugar.

El presidente Rafael Correa aseguró ayer que se trata de la «mayor tragedia de los últimos 67 años». Hasta el momento, el Ejecutivo ha provisto a la provincia de Manabí con 43 millones de dólares. El Gobierno ecuatoriano cuenta con un crédito de 600 millones de dólares procedentes de organismos internacionales, como el Banco Mundial y el BID (Banco Interamericano de Desarrollo).

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