La canciller Merkel habla con un buzo en una base naval alemana
La canciller Merkel habla con un buzo en una base naval alemana - EFE

Berlín teme que la crisis de los refugiados ceda la UE a los populistas

Alemania pide solidaridad y advierte de que ultras e izquierdistas en toda Europa serían los beneficiados si la canciller pierde su fuerza moderadora

BERLÍN Actualizado: Guardar
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El presidente de Alemania, Joachim Gauck, ha hecho esta semana un nuevo llamamiento a la «solidaridad europea» en la crisis de los refugiados. Fuentes diplomáticas subrayan el gran esfuerzo de Berlín para lograr compromisos europeos que permitan el reparto de refugiados y la entrega a Turquía de los 3.000 millones de euros prometidos para que se haga una «selección» efectiva de los mismos en las fronteras europeas exteriores, de forma que puedan ser deportados quienes no cumplan con los requisitos del derecho de asilo. Pero los esfuerzos no están dando los frutos deseados y muchos temen lo que solo el ministro de Transporte, el socialcristiano Alexander Dobrindt, se ha atrevido a decir en voz alta: «Hay un pacto» de países de la UE no comprometidos contra la política de Alemania y, si triunfa esas resistencia, habrá consecuencias «en Europa».

La falta de compromiso europeo ha volcado todo el peso de la crisis de los refugiados sobre el gobierno de Berlín y las encuestas de intención de voto muestran por primera vez un debilitamiento de Angela Merkel. De ser la figura política más valorada por sus compatriotas, Merkel ha pasado al cuarto lugar y, según el último «barómetro» publicado por ZDF, si hoy hubiera elecciones la formación antieuropea y antiextranjeros Alternativa para Alemania (AfD) escalaría hasta el 11% y conseguiría representación en el Bundestag. AfD ha obtenido ya representación en los parlamentos regionales de Sajonia, Brandemburgo y Turingia, así como en las ciudades estado de Hamburgo y Bremen. Al tratarse de los Bundesländer orientales, antigua Alemania comunista, los éxitos de AfD se han considerado hasta ahora una especie de acné propio de la juventud de la democracia en estos territorios, pero una representación a escala federal abriría una brecha de euroescepticismo como no cabía prever hasta ahora en el seno de la UE. De hecho, Berlín teme que la Unión caiga en manos de populistas de izquierda y derecha si no hay mayor solidaridad en la busca de una solución a la crisis de los refugiados entre todos.

«Solo una Alemania estable, un gobierno fuerte y firmemente comprometido con el proyecto europeo ha podido pilotar la crisis del euro, mantener el pulso planteado por Syriza en Grecia o hacer frente a las emergentes fuerzas antisistema», señalan fuentes de la CDU (democristianos), que anotan también el factor moderador que supone Alemania con el gobierno de Polonia, o cómo ante las tensiones independentistas surgidas en España Merkel ha salido a favor de la unidad e insistido públicamente en que todos los partidos «deben respetar la Constitución y la legislación vigente».

Factor de estabilidad

«Merkel es un increíble factor de estabilidad en Europa», ha reconocido el presidente de Baden-Württemberg y miembro de Los Verdes Winfried Kretschmann, «si cerramos las fronteras la UE estará condenada al fracaso, eso es lo que Merkel quiere evitar y yo estoy firmemente a su lado».

La gran coalición de gobierno está convencida de que un cierre de fronteras impulsaría nacionalismos y populismos a lo largo y ancho de Europa. El ministro de Exteriores, Frank-Waler Steinmeier, confirmaba ayer que cerrar las fronteras «no es una solución» a la crisis de los refugiados y la descartaba por completo. Pero desde dentro se abren grietas, como la carta abierta firmada por 44 diputados de la CDU que piden un giro en la política de puertas abiertas. «Estoy profundamente preocupado por nuestra Europa libre, la situación es dramática», dice el politólogo, ex asesor del gobierno y hasta 2008 presidente de la Conferencia de Seguridad de Múnich, Horst Teltschik.

El fin de la libre circulación Schengen y el control de carreteras (420 millones de viajes de camión transportan 3,5 millones de toneladas anualmente a través de Alemania) destruiría importantes redes comerciales, aumentaría la segmentación económica y dañaría la moneda única, perjudicando el crecimiento y el empleo. Consciente de todo ello, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, dio ayer dos meses de plazo a los 28 para controlar el flujo de refugiados y evitar que Alemania dé el fatídico paso. «Y además de dinero hará falta política», advierte Steinmeier, que apoya, por ejemplo, la propuesta de Jordania, que se compromete a facilitar empleo a los refugiados sirios a cambio de que la UE facilite el ingreso al mercado comunitario de sus productos: aceitunas, tomates y textiles.

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