Foto de archivo de colas de refugiados ante la Oficina de Protección del Refugiado en París
Foto de archivo de colas de refugiados ante la Oficina de Protección del Refugiado en París - JUAN PEDRO QUIÑONERO

El acoso sexual divide a vecinos y asociaciones proinmigrantes en el barrio de La Chapelle (París)

Una petición en Change.org, con 20.000 firmas, en la que se denuncia que la zona había sido «abandonada a los hombres» ante la alta presencia de refugiados e inmigrantes, desata la polémica con asociaciones proinmigrantes que piden que no se vincular a este grupo con presuntos delitos

París Actualizado: Guardar
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El acoso sexual en uno de los barrios más populares de París, La Chapelle, ha dividido a quienes se quejan del hostigamiento constante a las mujeres y los colectivos que denuncian que se relacione esta situación con los inmigrantes y demandantes de asilo.

Los firmantes de la petición «Las mujeres, una especie en vía de desaparición en el corazón de París», que ha recibido rápidamente casi 20.000 apoyos, y las dos asociaciones que la lanzaron han lamentado que se les tache de racistas por denunciar una situación que para ellos tiene poco que ver con el color de la piel.

El texto, publicado en la plataforma Change.org a mediados de mayo por las asociaciones SOS La Chapelle y Demain La Chapelle, denunciaba que la zona había sido «abandonada a los hombres».

El barrio ha sido «invadido» por los vendedores ambulantes, los pequeños traficantes y los carteristas; una situación a la que se añade «el problema de los inmigrantes, que no tienen nada que ver con los anteriores», ha precisado a Efe el presidente de SOS La Chapelle, Philippe Girault.

El norte de París alberga a una notable población de origen inmigrante, y desde 2015 ha visto cómo aparecían frecuentemente campamentos improvisados de demandantes de asilo y refugiados, desmantelados a igual ritmo por las autoridades: «Atravesar la calle era insoportable para las mujeres, a causa de la multitud de hombres de entre 15 y 30 años» que allí se reunían, lo que obligaba a algunas a «dar largos rodeos para ir al metro», según ha apuntado el activista.

Polémica en el vecindario

Girault, vecino del barrio de Pajol (dentro de La Chapelle), se ha declarado satisfecho por la repercusión alcanzada con la petición, a pesar de la polémica causada y de la instrumentalización política: «No somos profesionales, las mujeres de la asociación prepararon el texto antes de las elecciones legislativas (celebradas en la primera quincena de junio) y no estábamos pensando» en los comicios, ha afirmado.

El contenido de la petición y la enorme repercusión mediática que obtuvo ha alertado a las asociaciones proinmigrantes, que la tildaron de racista: «Nosotros defendemos que hay acoso callejero en cualquier lugar de París, la situación en Pajol ha sido instrumentalizada» con fines políticos, ha afirmado a Efe Anne Gautat, miembro de un colectivo de mujeres del barrio.

Gautat ha tomado parte recientemente en una protesta en favor de la inmigración que reunió a varios cientos de personas. Una joven estudiante de Geografía, Laëtitia Joisin, que vive a poca distancia de la estación de metro de La Chapelle, ha explicado a Efe durante esa manifestación que, para ella, el «Ayuntamiento está intentando echar a los inmigrantes de París», una estrategia que no cree efectiva para atajar el problema.

Joisin ha reconocido que « hay veces que me he sentido acosada por la calle, sobre todo en invierno cuando había más gente que dormía en la calle». Definido por el instituto estadístico francés (INSEE) como «territorio vulnerable» por los bajos recursos económicos de sus habitantes, el barrio se encuentra bajo un programa especial de vigilancia de las fuerzas del orden por este fenómeno.

Presencia policial

El Ayuntamiento de París ha instado recientemente a la Prefectura de Policía a «mantener la intensa presencia» de las fuerzas de seguridad en La Chapelle. No obstante, ha advertido de que el sentimiento de inseguridad no debe «ser exagerado en su dimensión geográfica, ni en un contexto electoral, ni relacionado con la presencia de inmigrantes».

Una situación que las asociaciones proinmigrantes han deplorado, calificándola algunos de «caza al pobre». Desde que la presión de las fuerzas del orden es mayor en la zona «hay menos tráfico y menos vendedores ambulantes», pero no es una opción viable a largo plazo, aseguró el presidente de SOS La Chapelle.

«Como somos una asociación pequeña, no tenemos la solución», ha explicado Girault, aunque su colectivo ha abogado por la creación de una policía de proximidad para mantener «el equilibrio de un barrio que comienza a deshacerse».

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