David Muñoz: «Mi boda con Cristina ha sido lo más sincero que he visto jamás»

Organizar una experiencia con el chef David Muñoz siempre tiene algo de transgresor y disparatado. Desde las camisas de fuerza que llevan sus cocineros como uniforme a su conocida cresta punk, el tres estrellas Michelin convocó en un conocido sex-show de Madrid para presentar su colaboración con la ginebra Beefeater, en una unión que promete más entregas. La cita no era para tomar el clásico gin tonic, sino para vivir una tarde diferente rodeado de musas de Toulouse Lautrec, que ofrecían copas de balón gigantes con un cóctel aderezado con camarones y jengibre o visitas a las cabinas donde el peep show se transformaba en un video de Muñoz y sus historias mentales. Lógicamente, su flamante esposa Cristina Pedroche disfrutó de la experiencia y lo hizo además con el humorista Carlos Latre, con quien tiene muy buena amistad.

«Se trata de una nueva forma de salir de fiesta con lo que pretendo dimensionar de manera diferente qué significa tomarte una copa.La comida y la bebida seducen y tienen que ver con los placeres fisiológicos del ser humano. Por eso hemos elegido este lugar. Lo hemos hecho con gusto e inteligencia y se trata de abrir puertas a nuevos mundos», cuenta. Puestos a disfrutar, reconoce que «soy un tipo feliz. Soy dueño de lo que hago y aunque todo me supone un esfuerzo, reconozco que he conseguido mi sueño», declara.

-En breve vuelven a repartirse las estrellas Michellin. ¿Nervios por sus tres estrellas?

-Se dan por lo que has hecho y estoy convencido de que las vamos a mantener, porque DiverXO cada vez está mejor.

-Con el comunicado de la OMS alertando sobre el consumo de carne roja por ser cancerígena, ¿se abre un cisma en la gastronomía?

-Hay falta de credibilidad en este tipo de comunicados y escándalos relacionados con la gastronomía y sanidad, porque muchas veces hay un lobby detrás que busca enaltecer otros productos.

-Eso dice muy poco de la OMS.

-Recuerdo cuando dijeron en Estados Unidos que era malísimo desayunar huevos, hasta que se descubrió que había un lobby de cereales queriendo implantarse. Por eso digo que hay que estudiar esa noticia. No dudo que tenga algo de credibilidad, pero necesito ver hasta dónde alcanza. En el caso del jamón ibérico, hay estudios que demuestran que es saludable.

-Del jamón ni un pero. ¿Y de las salchichas y las hamburguesas?

-Ahí sí les pongo muchos peros. No tanto por el asunto cancerígeno, que lo desconozco, pero sí por salud, porque son alimentos con aditivos y colorantes. Defiendo la cocina natural y la sostenibilidad y, por supuesto, la cocina sana. En este caso es insostenible. El mensaje de la OMS hay que testarlo con muchos alimentos y ver si son cancerígenos, pero eso no quita que haya productos que sean malos para la salud. En cualquier caso, yo defiendo la cocina equilibrada. Al final lo mejor es la dieta mediterránea.

-Después de año y medio, en breve abrirá un DiverXO en Londres.

-Nuestra apuesta de Londres es importante. Si demostramos que somos un proyecto sólido y un gran negocio, tendremos las puertas del mundo abiertas. En caso contrario sería fatal.

-Hablamos de trabajo pero está en plena luna de miel aunque no lo parezca. Por cierto, su boda con Cristina Pedroche ha sido muy rara. ¿No le parece?

-Para nada. Creo que mi boda ha sido lo más sincero que he visto jamás. A la gente sólo le interesa que su boda se vea en todas partes y que sea un acto despampanante y rocambolesco, con muchas caras conocidas. Para mí lo importante es cuánto nos queremos, lo felices que somos, cuánto nos amamos y lo mucho que hemos descubierto uno al lado del otro.

-¿Y la celebración?

-Por supuesto que la hemos tenido, aunque no se haya visto. De todas formas soy reacio a hablar de estos asuntos pero dime lo que quieras saber en dos preguntas y te contesto.

-Sólo necesito una pregunta. ¿Qué le ha aportado en su vida su mujer Cristina Pedroche?

-Todo. Cristina es amor. Ha llegado a mi vida y ha cambiado todo para bien. Me ha enseñado mucho y me ha ayudado a disfrutar de todo lo que me rodeaba, que era muy bueno pero era incapaz de hacerlo.