Elvira Fernández, esposa del presidente del Gobierno, en la exposición «Hopper», celebrada en el Thyssen en 2012
Elvira Fernández, esposa del presidente del Gobierno, en la exposición «Hopper», celebrada en el Thyssen en 2012 - EFE

Así ha recortado Elvira Fernández en La Moncloa

La mujer del presidente utiliza su formación financiera para ahorrar. Además, ha prescindido de la maquilladora y se paga

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La figura de la primera dama varía según el país y según la primera dama. Las hay conflictivas, como Valérie Trierweiler, las hay mediáticas como Carla Bruni, las hay políticamente correctas como Michelle Obama, las hay ícono de estilo como Jackie Kennedy y las hay complacientes como Nancy Reagan. Lo que todas tienen en común es la gran incomprensión que existe hacia su rol, hasta ahora bastante indefinido.

Cada una se acopla como mejor puede. En el caso de la mujer del presidente Mariano Rajoy, aunque no «primera dama», Elvira Fernández (49 años), se ha caracterizado por su gran discreción y austeridad desde que pisó Moncloa. Amigos suyos apuntan a que si algo tenía claro, era que los españoles habían votado a su marido y no a ella.

Por lo tanto, prefiere dar un paso atrás en lo que a política y actos políticos se refiere, estando siempre en la sombra, pero ofreciendo su apoyo incondicional. Por ejemplo, entiende que si hay un viaje a un país hispanoamericano, debe ir, porque allí la figura de la mujer del Presidente tiene un rol importante.

Pero que esté en un segundo plano no significa que no sea proactiva o que dedique su tiempo al dolce far niente. Gente de su entorno asegura que una de las primeras cosas que hizo la sexta «primera dama de La Moncloa» fue pedir una lista de gastos, para ver en qué se podía ahorrar. Hay que recordar que antes de que su marido fuera el Presidente, trabajaba en gestión de control en Telefónica. ¿Resultado? Ha utilizado su formación laboral anterior para ahorrar entre un 25 y un 30% del prepuesto. ¿Ejemplos de gestión? Cambiar los arreglos florales en jarrones (que se usan para decoración) por plantas en maceta, o reciclar el mobiliario, utilizando muebles que estaban guardados en el sótano (y en buen estado), en vez de comprar nuevos. Los que la conocen dicen que es «muy cuadriculada y eficiente», una verdadera ejecutiva en Moncloa.

Fácil de mantener

Y no por ahorrar por un lado, lo gasta por otro. No es derrochadora en ningún aspecto de su vida. Se maquilla a sí misma para los actos oficiales y tiene un corte de pelo (cortesía de la peluquería madrileña Teatro Lab) fácil de mantener. Mientras otras mujeres de su posición llegan a tener hasta tres asesoras de imagen a la vez, ella, por tener, no tiene ni secretaria (ni despacho al uso). Es verdad que coordina algunas cosas con la secretaria de su marido, Ketty Satrústegui, pero igual que lo haría cualquier mujer con la secretaria de la empresa en la que trabaja su marido. La figura que más se acerca a alguien de máxima confianza es Jaime de los Santos, injustamente bautizado en la prensa con apodos como «chico para todo» o personal shopper, y cuyo título oficial es el de consejero técnico del gabinete de Presidencia.

La confusión probablemente venga del hecho de que De los Santos trabajó siete años al frente de una firma de relaciones públicas de moda, pero nunca ejerció como estilista, ni antes, ni ahora. Los que trabajan con «Viri» dicen que no aguantaría a un asesor de imagen y que no le hace falta. Tiene las ideas muy claras en cómo vestir y no se complica a la hora de arreglarse. Además, siempre le estaremos eternamente agradecidos por enseñarle a su marido a adoptar la tendencia slim fit (entallada) en los trajes. Ella sabe lo que le sienta bien y sabe lo que quiere. A la hora de vestir apuesta por colores lisos, trajes de coctel a la rodilla, si lleva traje largo, casi siempre lo combina con una chaqueta blazer y usa tacones de altura razonable.

Para aquellos que no lo sepan, en España ahora mismo no existe un presupuesto de ropa para la mujer del Presidente, como en otros países. Los looks que luce tanto en su día a día como en actos oficiales se los financia ella. ¿Entre las firmas que usa? Zara, Uterqüe, Hoss, Cortana, Jorge Vázquez, los zapatos de Pedro García y a veces se da un capricho en Juanjo Oliva (como la chaqueta verde que lució el día de las elecciones) o en Ángel Schlesser (como la falda que llevó el día de la proclamación del Rey Felipe VI). Contra todo pronóstico, no recibe regalos de diseñadores. Cierto es que si pidiese un traje prestado a algún diseñador español, nadie se lo negaría, pero prefiere no hacerlo. Además, sus amigos destacan que siempre que puede aprovecha el período de rebajas para ir de compras.

Sus antecesoras

Diferente fue su antecesora, Sonsoles Espinosa (52 años), que por suerte vestía de Elena Benarroch, como se sabe una de las tiendas más caras y elitistas de España, o Ana Botella (60 años) que acudía a su modista de toda la vida, Avy Güemes, y a veces recurría a las chaquetas y a los bolsos de la maison Chanel.

También de su bolsillo, Fernández paga todas las entradas de los museos a los que va. Su debilidad es el arte y la cultura y no se priva a la hora de ver exposiciones. No es inusual verla haciendo cola en el Prado, el Reina Sofía o el Thyssen para comprar su entrada. Sorprendentemente, suele pasar desapercibida gracias a la discreción de la seguridad que le rodea. Hasta hay días que pasea por Madrid al volante de su coche, aparcando en los parkings de la ciudad para hacer recados. Personas cercanas a ella aseguran que lo que más le gusta es ser «normal», ser una persona anónima más, aunque su marido sea Presidente del Gobierno de España.

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