Las tiritas acaban por ser inútiles, por lo que es mejor evitar las rozaduras
Las tiritas acaban por ser inútiles, por lo que es mejor evitar las rozaduras - AP

¿Cómo evitar las rozaduras de los zapatos?

Ahora que, con el buen tiempo, dejamos las medias y los calcetines a un lado vuelven las temidas rozaduras. Desvelamos algunos trucos para evitarlas

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Se acerca el verano y con él el momento de quitarse las medias y sacar del armario los zapatos y sandalias del año pasado o estrenar las últimas novedades. Nuevos o viejos las rozaduras parece que son inevitables pero siguiendo una serie de recomendaciones este verano tus pies se verán libres de esas odiosas heridas y ampollas tan dolorosas.

Si aún se está a tiempo y no se ha comprado el zapato, es muy importante probarse bien el zapato, que los dedos no lleguen a tocar la punta del zapato ya que, aunque puede parecer obvio, el número de zapato que usamos no tiene porqué ser siempre el mismo. En la tienda hay que probarse los dos zapatos, ya que siempre hay diferencias entre un pie y el otro, y coger la talla que mejor se adapte.

Es preferible comprar el zapato que se adapte al pie más grande y luego podemos usar una media plantilla para ajustar el otro zapato al pie más pequeño.

Si una vez en casa se nota que molestan un poco o que pueden ser susceptibles de hacernos daño cuando salgamos a la calle se puede aplicar un poco de crema de manos o corporal dentro, en los bordes y costuras del zapato, especialmente los de piel que son más duros, ayuda a que se reblandezcan y se adapten mejor a nuestro pie. También tenemos la opción de llevarlo al zapatero para que lo ponga en la horma y los ensancha en unos días.

Si después de habérnoslos puesto nos damos cuenta de que nos aprieta y que nos molesta se puede recurrir a uno de los típicos remedios de la abuela. Sólo hay que llenar de agua hasta la mitad una bolsa de congelar alimentos. Después de cerrarla bien, la metemos dentro del zapato y ¡al congelador! Al congelarse el agua aumenta de tamaño, con lo que el zapato dará de sí. Hay que ponérselo nada más sacarlo del congelador para que se adapte al pie y coja la forma deseada.

Hay varios trucos para ensanchar los zapatos, uno de ellos es untar crema hidratante por dentro y meter bolas de papel de periódico humedecidas hasta que el zapato esté bien lleno y se dejan así un par de días antes de ponérselo o hasta que nos los vayamos a poner y también se puede humedecer con agua (mejor caliente) o alcohol la zona del zapato que nos roza y ponerlo hasta que se seque y se haya dado un poco de sí, pero este truco sólo vale con zapatos de piel, con otros materiales podrían quedar unas horribles marcas. Existe la opción, menos económica, de comprar un spray especialmente destinado a ablandar los zapatos que ceden después de echar el spray y ponerse los zapatos con calcetines durante media hora como mínimo.

Un consejo para evitar sorpresas de última hora es probarlos en casa y andar con ellos por casa para ir adaptando el pie al zapato y ablandarlos antes de que sea demasiado tarde. Y si ya no tenemos oportunidad de hacer nada siempre podemos utilizar una crema protectora que crean una película con el efecto de una segunda piel o un poquito de vaselina antes de ponernos los zapatos, para prevenir. Además, hoy en día existen en el mercado todo tipo de pinkies para sandalias y zapatos de verano que hasta tiene un acolchadito para aliviar las zonas que más se sobrecargan, protegen y hacen que el pie vaya más fresco porque absorben la humedad y el sudor.

Al igual que hay que preparar el calzado, nuestros pies no deben ser menos, un poco de crema hidratante o vaselina en las zonas más susceptibles de sufrir el roce del zapato ayuda a que el pie esté preparado.

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