El PNV transmite su lejanía del PP mientras otea las elecciones autonómicas

Los nacionalistas vuelven a agitar la «agenda vasca» como su requerimiento para una negociación

BILBAO Actualizado: Guardar
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El PNV se siente en las antípodas del PP y ve prácticamente «imposible» que le otorgue su apoyo para que Mariano Rajoy sea investido presidente del Gobierno. Con unas elecciones autonómicas en el horizonte inmediato, en octubre, los nacionalistas quieren transmitir la idea de que no harán concesiones. Al contrario: vuelven a agitar la «agenda vasca» -más autogobierno, más competencias, nueva relación bilateral con el Estado- como requisito para una eventual negociación.

Tres representantes de los nacionalistas vascos salieron ayer a la palestra informativa y los tres incidieron en la misma idea. «Hoy por hoy apoyar al PP me parece impensable», indicó Aitor Esteban, diputado electo, en La Sexta. Itxaso Atutxa, presidenta en Vizcaya, tildó esa opción de «muy lejana y casi imposible» en Euskadi Irratia.

Y Koldo Mediavilla, responsable del área institucional, aseguró en Onda Vasca que tendría que darse «un giro de 180 grados» por parte del PP para que varíen su postura.

Esteban, portavoz en el Congreso en las últimas legislatura, enumeró la lista de «agravios» que reprochan a los populares, principalmente por su papel en el Gobierno central, y que consideran que son los responsables de que casi descarten la opción de llegar a un entendimiento. «Nuestra relación en Euskadi con el PP del País Vasco es muy muy mala, nefasta. La relación con el presidente del gobierno español tiene muchas carencias, es muy mejorable», apuntó.

«Estos cuatro años de hace dos legislaturas no han sido una experiencia satisfactoria para nosotros. El Gobierno en funciones ha seguido teniendo actitudes que no nos han gustado nada. Desde recursos constantes contra leyes y decretos del País Vasco hasta negarse a reunirse con representantes del Gobierno vasco aludiendo a que no tenían tiempo», siguió con su lista de quejas, que culminó con la acusación de que les han «estado ninguneando». Al primero, al lendakari Iñigo Urkullu, con sus demandas no atendidas. De nuevo, la «agenda vasca».

«Que de repente quieran ser los amigos de toda la vida, pues no», ironizó un Esteban que afirmó que le «hace sonreír» que ahora «se pongan todos los focos sobre nuestros cinco escaños», cuando consideran que han sido «invisibles» para el resto de partidos y los medios de comunicación durante la campaña. Otra queja. Esta, expresada desde el primer día, desde el primer mitin, por el propio Urkullu, quien afirmaba, ya entonces, que les querían silenciar.

Cambio de 180 grados

Ahora el PNV siente que, en cierta medida, tiene la sartén por el mango, al poder resultar decisivos, para según que combinaciones, en la formación de Gobierno. De ahí que pidan «un cambio de 180 grados» al PP, pues, de lo contrario, ven «muy, muy, muy difícil» que lleguen a tenderle la mano. Koldo Mediavilla, responsable del área institucional, llegó a hablar del «sometimiento del PP a una dinánima de enfrentamiento a lo vasco, al autogobierno» como causa de que «hoy por hoy» vean «imposible» una entente, por más que una de las banderas que ha enarbolado el PNV, ya desde los comicios del 20-D, es que ellos no ponen «líneas rojas» a nadie. Están dispuestos a hablar con todos, PP incluido, pero no le ven visos de prosperar a unas futuras conversaciones.

El PNV deja la pelota por ahora en el tejado de quienes tienen más representantes, a quienes trasladan una mayor cuota de «responsabilidad». Al tiempo, no se puede obviar la cada vez más inminente celebración de otras elecciones, las del Parlamento vasco, que en principio tendrán lugar en octubre. «Desde luego no cotiza al alza», admitía Esteban ante el comentario de cómo vería su electorado un apoyo al PP para conformar Gobierno en Madrid.

Por ahora, representan un papel y frío y distante. Anticipando la imposibilidad de un entendimiento sin que hayan comenzado siquiera las negociaciones.

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