El antiguo almacén se ha convertido en una capilla
El antiguo almacén se ha convertido en una capilla - BELÉN RODRIGO
Comercios centenarios

La tienda donde se realizó el Botafumeiro de plata de la catedral de Santiago de Compostela

La tienda de Santarrufina conserva, restaura y vende piezas del arte sacro para todos los rincones del mundo. Desde sus talleres siguen apoyando un oficio que si no se cuida desaparece

Madrid Actualizado: Guardar
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Imágenes, cálices, órganos, sagrarios, textiles... Santarrufina es una de las mayores tiendas de artículos religiosos de todo el mundo especializada igualmente en la restauración y conservación de piezas de arte sacra. La historia de Santarrufina se remonta a 1887 cuando el señor D. Pablo Arteaga se asocia a un sacerdote, D. Maximiliano, y abren en la calle de la Paz de Madrid la Casa Arteaga. Allí se podían adquirir libros y artículos religiosos. Tras la muerte de Arteaga en 1924 pasa a llamarse Casa Clero y se suspende su actividad durante la Guerra Civil. Don Maximiliano fue fusilado y su familia acordó con los empleados que mantuviesen la tienda. José Santarrufina y Francisco Heras continúan con la empresa ya con el nombre de Santarrufina hasta que se vendió en 1972 a la familia Oriol de Granada.

Entre sus proveedores se encontraba la familia Molina Salazar, de Madrid, fabricantes de arte sacro. «Nos ofrecieron quedarnos con el negocio y así lo hicimos, en el 2001. No quisimos cambiar el nombre porque ya era una tienda muy conocida», explica a ABC Rafael Molina, el actual propietario de esta empresa familiar.

Pero muchas cosas sí han cambiado de puertas para dentro. «Tenemos otra filosofía en el funcionamiento. Ahora vendemos más variedad de productos y hemos convertido el antiguo almacén en una capilla», pone como ejemplos Rafael Molina. Su familia se hizo cargo de la tienda en un momento delicado del negocio y han logrado recuperarlo. «El 99% de lo que vendemos está dedicado al mundo de la Iglesia», comenta el dueño de Santarrufina. Pero no por ello es la Iglesia su principal cliente, «son sobre todo los particulares los que compran cosas para sus parroquias», aclara. También las cofradías y hermandades acuden con frecuencia a esta tienda. La fachada original se encuentra catalogada y protegida por el Ayuntamiento de Madrid y en ella destacan las vitrinas que la decoran, realizadas por Matías Melchor, decorador de los estandartes y pergaminos de la casa.

Comparativamente con otros negocios artesanales, «este se ha visto reducido poco porque el mundo de la Iglesia es constante», explica Rafael Molina. «Se siguen haciendo cosas artesanalmente de un nivel muy alto. Son oficios de dificultad máxima pero lamentablemente no se valoran», añade. En los talleres de la familia Molina «formamos a la gente para mantener a las personas en un oficio que si no se cuida desaparece». La dificultad en muchas de las técnicas utilizadas requiere una amplia experiencia por parte de los trabajadores, «muchos años de formación lo que supone un esfuerzo económico por parte de la empresa». En el taller actualmente trabajan 50 personas pero ya llegaron a ser 100. El 80% de lo que fabrican lo exportan, principalmente a los mercados de EE.UU., Canadá, Centro Europa y Corea, entre otros. Molina se lamenta que este tipo de técnicas pasan desapercibidas para muchas personas mientras que se da valor a otro tipo de arte con una dificultad técnica mucho menor.

Artículos y clientes

En Santarrufina se han realizado muchos encargos especiales, como es el caso del Botafumeiro de plata de la catedral de Santiago de Compostela. El botafumeiro original fue robado por las tropas de Napoleón y «existía una promesa de los alféreces de en caso de ganar la guerra los nacionales regalarían un botafumeiro de plata», explica Molina. También se llevaron a cabo los vasos sagrados principales para la celebración de la JMJ de 2011 y se ocuparon de las obras de remodelación y ampliación del presbiterio de la cripta de la catedral de la Almudena. Hay casos, como en el de la catedral, que se encargan de toda la obra.

«Han pasado por aquí famosos, ministros, cardenales, obispos…» afirma el dueño. «Y para los Papas se han hecho algunos trabajos». Para Juan Pablo II, por ejemplo, «un cáliz gótico que le ofrecieron sacerdotes romanos en el 50º aniversario del Papa como sacerdote» o los referidos cálices de la JMJ para Benedicto XVI. Rafael Molina recuerda algunos pedidos curiosos que le llegan desde fuera, como recientemente la compra de una Virgen Dolorosa desde una parroquia de la ciudad de Columbus, en el estado norteamericano de Ohio.

En la época de Navidad abundan los nacimientos aunque en Santarrufina se han especializado en piezas para coleccionistas. «Son producciones especiales, misterios de alto nivel para coleccionistas», resaltan. También reciben muchos pedidos para los pasos de Semana Santa de diferentes cofradías y hermandades. Entre las imágenes más solicitadas por los clientes se encuentra la de la Virgen del Carmen. Y los órganos que venden se fabrican en Polonia, en un taller artesanal.

La crisis se ha notado también en este sector ya que en muchas ocasiones «el dinero destinado a este tipo de artículos para las parroquias se ha reservado para ayudar a familias con necesidades», comenta Rafael Molina. Destaca la prudencia con la que ha actuado la Iglesia en muchas ocasiones «no aceptando donaciones o regalos determinados para no crear malestar». Los precios de los artículos varían mucho ya que si bien es cierto que están especializados en los trabajos artesanales cuentan con un amplio catálogo de opciones que permite abaratar el coste de los productos. El cliente es el que decide los detalles.

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