Fachada y torre de la parroquia de San Sebastián Martir de Carabanchel
Fachada y torre de la parroquia de San Sebastián Martir de Carabanchel - MAYA BALANYÀ
Iglesias de Madrid

San Sebastián Mártir de Carabanchel: semilla de cristianos y de vida

Este templo, casa de 19.000 feligreses, exhibe su historia en una exposición

MADRID Actualizado: Guardar
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Decía Juan XXIII, el Papa bueno, que «la parroquia es como una fuente a la que todo el mundo viene a calmar su sed». Una parroquia, una fe, un pueblo. ¿Qué sería de Carabanchel Bajo sin su Iglesia? Carabancheles de Suso y de Yuso. Una parroquia, una exposición, una fe que se hace vida. Sangre de mártires, semilla de cristianos también en nuestro tiempo. La parroquia de San Sebastián Mártir, en Carabanchel Bajo, en la Plaza de la Parroquia, que es como el cuadrado del espacio y del tiempo, ha organizado una exposición de su historia, biografía hecha carne, imágenes que se ven y se tocan.

Y en esa exposición, abierta en estos días, sita en el teatro parroquial antes cineclub de los sesenta, hay una foto del que fuera párroco, don Hermógenes Vicente Morales, 38 años, que había sido prefecto de disciplina en el Seminario Mayor Conciliar, sacerdote de mediana edad, a las puertas del templo, rodeado de una grupo de jóvenes señoras, mirando al horizonte, al futuro de la cruz hasta el extremo, con el sombrero clerical y la dulleta en la mano, entrega y servicio, que toda ella da escalofríos de martirio.

Porque en la vida de esta parroquia la sangre de los mártires de la persecución religiosa del siglo pasado es semilla de esperanza. Don Hermógenes fue detenido el 23 de julio de 1936, junto al coadjutor también de la parroquia, don Varelo Martínez Sanz. El alcalde los entregó a la Guardia de asalto para conducirlos a la Dirección General de Seguridad. Pero allí, un inspector de policía les reconoció y les puso en libertad. El 17 de septiembre fueron descubiertos por unos milicianos del pueblo, que los llevaron a la checa de la Romana. Los sacaron para fusilarlos en la carretera de Castilla, a la altura de Aravaca. En la exposición se puede contemplar la cruz partida por una bala que atravesó el pecho sacerdotal. Párroco y coadjutor unidos en la misión de abrir las puertas del cielo. Memoria histórica…

Alberto de Jerónimo Couto, párroco de San Sebastián Mártir
Alberto de Jerónimo Couto, párroco de San Sebastián Mártir - MAYA BALANYÀ

Pero la parroquia de San Sebastián Mártir de Carabanchel está en el presente y mira al futuro. Su párroco, Alberto de Jerónimo Couto, servicial, está acompañado de un joven coadjutor, Manuel Alejandro Navarro Galán, y un colaborador adscrito, Licinio Montón Rubio.

Mantienen una estrecha relación con las comunidades de religiosas de varios colegios en la zona: las Hijas de la Caridad, del colegio de La Milagrosa; las Hermanas Carmelitas de la Caridad y los Terciarios Capuchinos de Nuestra señora de los Dolores. Un eje principal de esta comunidad es la caridad, no solo por la decena de voluntarios que llevan las riendas del amor fraterno hecho materialidad, sino por el incremento de ayudas a esas ciento cuarenta familias, cerca de cuatrocientas personas, a las que se les dan los alimentos básicos. Ropero, alquileres, letras impagadas, y libros, material escolar para los niños.

Pasado mudéjar

Interior de la parroquia, reconstruida tras la Guerra Civil
Interior de la parroquia, reconstruida tras la Guerra Civil - MAYA BALANYÀ

La religiosidad popular es importante en esta parroquia. No hay más que transitar por el templo para palpar el cuidado con el que se ornamentan las imágenes. Un templo, por cierto, destruido en la Guerra Civil y del que sólo se conserva del original la torre que rememora el pasado mudéjar y que acompañó al esplendoroso templo de barroco madrileño, reformado en el XVIII al modo neoclásico, pasto de las llamas en el verano del 36.

La reconstrucción posterior le fue encomendada por la Dirección General de Regiones Devastadas a Ignacio Fiter. El actual fue bendecido el 20 de enero de 1948 por el entonces obispo auxiliar monseñor Casimiro Morcillo. Pero decíamos que las cofradías son la Hermandad de Santiago Apóstol, la Congregación de Nuestra Señora del Carmen y del Cristo yacente, y la Hermandad del Patriarca San José, con vitalidad plena.

La catequesis del casi centenar de niños, el grupo de teatro de los jóvenes, llamado «Aescena», la Adoración Nocturna, el grupo de Vida Ascendente, el grupo de formación de adultos de los miércoles y los rastrillos benéficos de invierno y de verano forman el mosaico de la vida de una parroquia que atiende a diecinueve mil feligreses. Una parroquia que, como dice el guión de la Exposición sobre su historia, «es una familia donde sus miembros se conocen, se quieren, se ayudan, se disculpan».

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