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El «Niño Sáez» (derecha), junto a «El Troll» (izquierda), su lugarteniente, y otro amigo - ABC
Sucesos

Un clan de narcos puso precio a la cabeza del «Niño Sáez» por robarles cocaína

El butronero, al que ya habían intentado matar hace seis meses, «sabía que iban a por él»

MADRID Actualizado: Guardar
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La hipótesis de un ajuste de cuentas por un «vuelco» de droga cobra fuerza para explicar el asesinato del «Niño Sáez», el delincuente asesinado el pasado domingo en Puerta del Ángel (Latina). El entorno más cercano a la víctima ha reconocido que estaba «metido en un buen lío» con una banda de traficantes colombianos.

Concretamente, hablan de que «le acusaban de haber robado una partida de cocaína», aunque aún no está claro si realmente fue Francisco Javier Martín Sáez, de 36 años, el que se hizo con el cargamento. Sus amigos niegan que estuviera detrás del golpe, pero sí afirmaron que los colombianos le señalaban a él y a, al menos, otro miembro de su grupo; este segundo está muy asustado desde que tirotearan a su jefe a plena luz del día.

«El Sáez» era conocedor de que habían puesto precio a su cabeza. De hecho, hace seis meses intentaron acabar con su vida, pero se salvó casi de milagro. «Sabía que iban a por él», mascullan en su entorno. Es más, el butronero era conocido por «ser un tipo tremendamente desconfiado, retorcido y con más enemigos» que se conoce en los bajos fondos.

Había adoptado ciertas medidas de seguridad, pero no iban más allá de las típicas que seguía para evitar la presión policial. Aunque cambiaba habitualmente de vehículo, últimamente se movía con un Smart gris, que pasa más desapercibido, y no solía aparcarlo en las inmediaciones de su domicilio. Es más, la madrugada del sábado al domingo, la pasó de juerga con sus colegas. De ahí, acudió a casa de su madre, al principio de la calle de Saavedra Fajardo. Después de desayunar, cogió los bártulos y se dirigió hacia su coche, aparcado a unos cientos de metros, en la calle de Laín Calvo. Había quedado para ir al gimnasio, a machacarse, y tenía ya en mente las vacaciones a todo tren que se iba a pegar este verano en Ibiza.

Pero, justo después de subirse al biplaza, cuando acababa de bajar la ventanilla, un sicario colombiano le disparó cinco veces, a muy corta distancia. Tres balas impactaron contra el «Niño Sáez»: dos en el hemitórax izquierdo y una tercera en el cuello. Un secuaz del matón esperaba al pistolero, que utilizó un calibre pequeño, en un coche, en el que huyeron a toda prisa.

Para no llamar la atención, circulaba en un Smart, que aparcaba a cierta distancia del domicilio familiar

La Policía lleva desde entonces vigilando las salidas de los aeropuertos, pues se sospecha que los asesinos podrían salir (si no lo han hecho ya) de España, para refugiarse en Colombia. Pero lo realmente importante es dar con quien o quienes encargaron liquidar a Sáez. El esclarecimiento del caso, de cualquier modo, no va a ser nada fácil, aunque se hayan dado pasos adelante en la investigación. El «vuelco» del que se le acusaba se habría producido el año pasado.

El Grupo VI de Homicidios de la Brigada de Policía Judicial ha tomado declaración a amigos, familiares y allegados del finado. La tesis del narcotráfico es la principal, aunque no se descartan, por si acaso, otras. Martín Sáez andaba metido en tantas historias oscuras, que lo raro es que no acabase como ha acabado.

A lo largo de los últimos veinte años, el delincuente había amasado una fortuna de millones y millones de euros, a costa de asaltos de tantas joyerías y comercios de todo tipo que, por su culpa, tuvieron que echar el cierre. La legislación, sin embargo, no supo dar respuesta a esa voracidad criminal.

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