Las cinco hipótesis policiales de la matanza del bufete de Usera

Un cliente, una deuda, algún excompañero o un asunto turbio o del pasado, los posibles móviles del triple asesinato

MADRID Actualizado: Guardar
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La resolución del triple crimen ocurrido hace justo una semana en el distrito de Usera se antoja muy complicada. Sin testigos y, prácticamente, sin imágenes por la ausencia de grabaciones en la inmediaciones, los investigadores del Grupo V de Homicidios de la Brigada de la Policía Judicial están trabajando con cinco hipótesis para determinar el móvil de la matanza.

El responsable del despacho, el peruano Víctor Joel Salas Coveñas, de 37 años, sería en todas ellas el objetivo del homicida que acudió a su oficina para ajustar con él una cuenta pendiente o una venganza. Un cliente molesto, una deuda, algún excompañero, un frente abierto o, incluso, un asunto de su pasado como exsecretario judicial en Perú -donde se vio envuelto en una oscura trama de narcotráfico por la que recibió amenazas de muerte que le condujeron a España-, son las líneas de trabajo que manejan los investigadores.

Estos se han dividido en cinco equipos, en función de las pesquisas.

Aunque no descartan nada, hasta la fecha ponen en foco en su presente, en algún episodio relacionado con su despacho, por lo que están analizando con lupa su agenda y su círculo más cercano. Salas lleva casos de extranjería, delincuencia común, drogas y secuestros, según explicó él mismo a este diario. Descartado desde el principio que los crímenes fueran obra de un sicario por las armas empleadas (cuchillo y palanqueta) y porque este hubiera realizado de forma limpia el encargo y habría segado la vida del abogado, también se baraja que la «vendetta» se le fuera al asesino de las manos.

Es decir, que llegara al bufete con la intención de hacer daño a Salas o intimidarle, no en vano iba provisto de un arma blanca y de una botella con gasolina, pero que, como no se encontraba en el lugar se alterara o algo se torciera. ¿Por la llegada del cliente ecuatoriano?

Quizá por ello, discutió con las dos empleadas cubanas que sacaron la palanqueta que tenía el letrado para defenderse. Eran su exmujer, Eloísa Consuegra, de 33 años, que acababa de homologar su título de abogada en España y su secretaria y chica para todo, Maritza Osorio Riverón, de 46. Al parecer, el criminal, el hombre «extraño» tal y como le definió su secretaria, se encerró en el baño tras saber que tendría que esperar a su objetivo, discutió y se enfrentó a las trabajadoras, a las que agredió y arrebató la palanqueta. Al oír gritos, Jhon Pepe Castillo Vega, de 43, trató de aproximarse, siendo acuchillado y golpeado. Luego, prendió fuego a los cuerpos y huyó.

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