Las ciudades se dejan siete de cada diez euros solo en personal y servicios básicos

Los presupuestos municipales en las grandes ciudades de Galicia dan para pocos excesos. Siete de cada diez euros recaudados se destinan única y exclusivamente a costear los servicios esenciales —como el alcantarillado o la iluminación pública— y a abonar las nóminas de los funcionarios en plantilla. Es la síntesis que se extrae de los últimos datos de liquidación presupuestaria publicados por el Ministerio de Hacienda y Administraciones públicas. Las tablas, correspondientes al pasado ejercicio de 2016, perfilan las prioridades de gasto en las grandes urbes —a excepción de Santiago, sin información disponible— y contribuyen a hacer una fotografía global de las arcas locales. De los 792,1 millones de euros ingresados en el último año, los ayuntamientos emplearon casi uno de cada tres euros en gastos de personal: una media de 28,5%.

Si añadimos a esta cifra que el 42% financió la provisión de servicios, los recursos locales están lo suficientemente comprometidos como para acometer grandes inversiones sin la cobertura de otras administraciones públicas. Por eso, el balance de Hacienda arroja que la inversión real solo supera el 10% de la recaudación en el caso de Pontevedra. Por lo demás, el desembolso promedio no supera el 7%.

Los niveles de deuda pública apuntan, además, a una Galicia urbana de dos velocidades. Por un lado, están Vigo y La Coruña —los dos corazones económicos de la Comunidad—, con un endeudamiento que no rebasa el 5%. Nada que ver con el resto de ciudades, donde en algunos casos la deuda rompe con facilidad la barrera del 10%.

Las nóminas a pagar

La ingente cantidad de dinero consignado al pago de nóminas es una tendencia generalizada en todos los enclaves metropolitanos, aunque con pequeñas diferencias entre ellos. La que lidera este pelotón es Ferrol. En su caso, la plantilla del ayuntamiento supone una mayor carga para las cuentas (32,7%), seguida por Lugo (29,4%) y Orense (28,8%). En la parte baja del ranking, aunque no a mucha distancia, se encuentran Pontevedra (27,3%), Vigo (27,2) y La Coruña (25,6%).

El coste del personal fue una fuente de preocupaciones en el pasado, cuando la Federación Galega de Municipios e Provincias (Fegamp) alertara en 2009 de que muchos municipios estaban haciendo encaje de bolillos para continuar pagando mensualmente a sus empleados. A partir de ese contexto se entienden también las estrecheces por las que pasan los gobiernos locales cuando deciden impulsar un proyecto de los que suelen denominarse «de ciudad», a cargo solamente de fondos propios.

La inversión real es, en comparación con el resto de partidas analizadas, una proporción muy pequeña del volumen de ingresos. Por ejemplo, en Vigo, de los 235 millones que gestionó en ingresos el ejecutivo de Abel Caballero, 7,2 fueron directos a sufragar nuevas iniciativas. Un 3%, en términos relativos, que la sitúa en la penúltima casilla de la lista de las capitales, solo superada en por Ferrol, con un porcentaje del 2,8%. El gobierno de Jesús Vázquez, en Orense, optó por una senda presupuestaria muy similar, con el 3,3% del gasto. En un escalón intermedio, La Coruña, con el 5,5%. El ejemplo coruñés supone una barrera entre los casos anteriores y las localidades que sí pudieron extender ligeramente su margen de gasto. Lugo elevó su inversión hasta el 9,7% y Pontevedra deja a todas atrás al registrar un umbral del 15,2%, unos 11,1 millones de euros.

La deuda

Los años de la recesión impusieron, en gran medida, el relato de que las entidades locales y autonómicas se habían dejado llevar por la bonanza, creando estructuras paralelas y afrontando gastos faraónicos. Todo se traduce en deuda: las siete urbes gallegas desprenden un endeudamiento medio del 7,8% si se compara con los recursos embolsados durante el año 2016. Destaca en este sentido Orense, con un registro del 14,3%; o Lugo, con un 11,1%. A la cola están Vigo y La Coruña, con un 4% y un 4,22%.