Guillem Bertomeu - LLETRAFERIT

Seguridad y limpieza: puntos a analizar de las Fallas 2017

«La ciudad se ha desbordado con sus puntos positivos y también negativos»

Guillem Bertomeu
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Han acabado las Fallas de 2017, las primeras del “Som Patrimoni”, tras una semana climatológicamente espectacular y con un calendario festivo que ha abarrotado la ciudad, con un San José dominical. Ahora quedamos a la espera de los datos oficiales de impacto económico recibido, número de visitantes, etc.

Durante estos días se han hablado de una ocupación hotelera del 90% a lo que habrá que sumar residencias particulares, pisos compartidos, viajes de ida y vuelta en el día. La ciudad se ha desbordado con sus puntos positivos y también negativos.

Un año más se demuestra un descontrol de los operativos de seguridad, y ellos mismos, cuando una comisión fallera se les dirige, te lo dicen sin ningún pudor: no damos abasto.

Eso significa que muchas zonas de la ciudad se convierten por horas en zonas sin ley y, sobre todo, de madrugada. Zonas de botellón descontrolado en las proximidades de las zonas de los castillos de fuegos, puestos de venta ambulante de alimentos sin autorización, con toda la problemática que conllevan de llevar bombonas de butano sin ninguna protección, y la higiene sanitaria de lo que allí se vende y cocina, además de una competencia desleal con los hosteleros que sí que cumplen.

Una organización dentro de Junta Central Fallera muchas veces improvisada. El último caso lo hemos vivido con los conciertos programados de “tardeo” en la propia Plaza del Ayuntamiento, anunciados a bombo y platillo, y después retirados porque desde el propio Ayuntamiento no se podía garantizar la seguridad de la zona.

Una fallas críticas, como todas, pero esta vez sin ironía, con el propio monumento infantil municipal, donde se han querido pasar de “modernos” y con titulares de los propios artistas argumentando que “las fallas no son arte”. Las Fallas son un arte de expresión popular, a algunos le podrán gustar más o menos, y cada uno tendrá su propia opinión, pero yo entiendo que lo que hace un artesano es arte….parece ser que no.

Unas fallas sucias, por mucho que Ribó diga que la limpieza ha ido a buen ritmo y la gente está satisfecha. Desconozco porque zona de Valencia ha pasado el alcalde. En muchas zonas de acumulación de gente el olor a orín y el suelo pegajoso era, y lo sigue siendo, una constante. Acumulación de suciedad y malos olores tan sólo paliados por los propios comerciantes y hosteleros que a través de litros de lejía y sosa cáustica se afanan en hacer “transitable” el paso exterior de sus propios negocios.

Este lunes volvió la cotidianidad a la ciudad de Valencia, pronto volverá la normalidad a sus calles, pero por mucho que seamos “Patrimoni” y se repita hasta la saciedad, la seguridad ciudadana y la limpieza son asignaturas pendientes a mejorar para el año que viene sin duda.

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