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Adelantar la votación del referéndum, tentación del independentismo

Los procesos del 9-N y el de Forcadell se ven como un acicate para acelerar el desafío

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La primera en lanzar la idea fue la CUP; ERC no le hizo ascos y el PDECat del presidente Puigdemont recelaba. Ahora todos ellos hablan abiertamente de la posibilidad: adelantar el referéndum independentista previsto para septiembre. A mayo o junio, por ejemplo. Para aprovechar el renovado calor social que provocarán las sentencias sobre el 9-N –cuyo juicio comienza la semana que viene– o la posible inhabilitación de la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, ya investigada por el TSJC por permitir la votación de resoluciones rupturistas desoyendo al Tribunal Constitucional.

El pasado martes, la portavoz de la Generalitat, Neus Munté, no descartaba adelantar la consulta y admitía: "La fecha debe estar al servicio de la estrategia, de poder hacer y hacerlo bien".

Mientras, el vicepresidente y líder de ERC, Oriol Junqueras, aceleraba. Aseguró que si inhabilitan a Forcadell, la "mejor respuesta" sería avanzar el referéndum e incluso dejaba caer que la fecha del mismo se podría anunciar el próximo mes de abril.

Más allá de declaraciones públicas –como las de ayer de Puigdemont, que en la tradicional recepción al cuerpo consular acreditado en Barcelona aseguró que habrá referéndum "pese a las amenazas–, lo cierto es que en el seno del independentismo cunde otra sensación. El referéndum se convocará, pero difícilmente podrá celebrarse. De ser así, resulta aún más necesario medir los tiempos, calibrar las consecuencias. La más probable: que todo acabe en una nueva convocatoria de elecciones autonómicas.

En la hoja de ruta del Gobierno catalán y la CUP se prevé el referéndum para septiembre. Su convocatoria se haría de forma consecutiva a la aprobación de la ley de Transitoriedad Jurídica sobre la cual se amparará. Una y otra medida se aprobarían en un mismo pleno del Parlament, previsto para el próximo mes de julio, para evitar que el Gobierno y la justicia actúen antes para abortar el plan. De todas formas, la reacción judicial y del Gobierno llegará igualmente, de ahí que algunos se abonen a la opción de que cuanto antes, mejor.

Las dudas tácticas surgen a propósito de las consecuencias legales, en forma de inhabilitaciones para cargos públicos, que puedan derivarse los desafíos secesionistas. En el PDECat, Artur Mas ya tiene sobre sí la amenaza por el 9-N y Puigdemont ha repetido que no volverá a ser candidato. En ERC, hasta ahora indemne de causas judiciales, podrían ver como a su líder Junqueras le inhabilitan para ser candidato.

En esta especulación de escenarios, asoma incluso una opción apuntada en algún medio de comunicación: que la Generalitat convoque las elecciones autonómicas y el referéndum para un mismo día. Todo un órdago para un Gobierno que advierte de que podría cerrar colegios electorales para evitar la consulta.

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