Apicultores recogen miel en San Miguel de Valero (Salamanca)
Apicultores recogen miel en San Miguel de Valero (Salamanca) - D. ARRANZ
Empresas / Agroalimentación

Dulces momentos para la miel

Castilla y León lidera el número de explotaciones apícolas en España, con un ritmo de crecimiento del 10% anual, produce cerca de 4.500 toneladas de miel de alta calidad y 175 toneladas de cera

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Ni la competencia de sucedáneos y mieles de baja calidad llegadas de China, ni las grandes amenazas de las colmenas, como la avispa asiática o la varroa, han impedido que el sector de la producción de miel y otros derivados viva un dulce momento en Castilla y León. De hecho, la Comunidad Autónoma lidera, año tras año, el ranking nacional en número de explotaciones apícolas, y lo hace además con el valor añadido que supone producir una miel favorecida por la variedad floral y la riqueza medioambiental de los parajes en las que se asientan. De hecho, en los dos últimos años el número de colmenares se ha incrementado a un ritmo cercano al 10 por ciento anual, hasta sobrepasar en la última campaña el techo de las cinco mil explotaciones apícolas.

En concreto, los datos del Registro General de Explotaciones Ganaderas (REGA) ponen de relieve que el pasado año había un total de 5.071 colmenares en Castilla y León, lo que representaba el 17,3% del conjunto de España. La región camina en número de explotaciones por delante de Andalucía (4.537), Galicia (3.734) y Castilla La Mancha (2.216). Ahora bien, la tipología de las explotaciones tiene aquí un perfil distinto al de otros territorios como Andalucía y Extremadura. Así lo indica el apicultor y coordinador de Unión de Campesinos de Castilla y León en Zamora, Enrique Cortés, que detalla que Salamanca lidera la producción de miel en la región, con la empresa Feyce como máximo exponente, y es la única provincia donde las explotaciones se consideran profesionales, al tener una mayor dimensión en número de colmenas. En el resto de provincias predomina la apicultura no profesional. Eso condiciona el número total de colmenas, que en la última campaña ascendió a 432.536. En este caso, la región se vio superada por Extremadura (596.483 colmenas) y Andalucía (567.127) debido a que en estos territorios más sureños predominan las explotaciones profesionales, aquellas que cuentan con más de 150 colmenas.

En 2.016 había 5.071 colmenares en Castilla y León

España es líder en la Unión Europea en este sector, que tiene un papel fundamenal en la conservación del medio ambiente y la polinización de los cultivos. Eso hace que en Castilla y León haya más colmenas, por ejemplo, que en países como el Reino Unido, Austria, Irlanda, Dinamarca, Suecia, Holanda o Eslovaquia, casi tantas como en la República Checa y tres cuartas partes de las existentes en Portugal. De este tipo de manejo ganadero se obtiene principalmente miel y cera. En la región, antes del auge experimentado en los dos últimos años, ya se producían 4.500 toneladas de miel al año y 175 de cera, lo que da cuenta del potencial del sector.

Las «sombras»

Ahora bien, no todo son luces en la apicultura, en la que también se abren campos de sombras. Enrique Cortés, que recientemente ejerció de anfitrión en las jornadas apícolas estatales de la confederación agraria Unión de Uniones de Agricultores y Ganaderos, enumera los problemas a los que se tienen que enfrentar los apicultores castellanos y leoneses. Uno de ellos es la amenaza de la denominada avispa asiática, que diezma las colmenas y que ya ha llegado al norte de la provincia de Burgos, desde donde puede extenderse al resto de Castilla y León. Para evitarlo, UCCL propone desarrollar un programa para combatirla que ya ha dado buenos resultados en otros territorios.

Instalaciones de embasado de la firma Feyce, en Salamanca
Instalaciones de embasado de la firma Feyce, en Salamanca

Otra cuestión básica para un ordenado crecimiento del sector, es la elaboración de mapas de la flora mielífera y de los árboles que producen mielatos de Castilla y León y una regulación autonómica que fije unos máximos del número de colmenas en cada zona, para que no se sobredimensionen las explotaciones. Eso permitiría, además, regular las colmenas trashumantes, aquellas que se trasladan de un lugar a otro en busca del polen y cuya presencia queda ahora en muchos casos a criterios arbitrarios de cada municipio. También reclaman los apicultores de Castilla y León mayor claridad en el etiquetado y controles que eviten, por ejemplo, que países europeos exporten miel China de baja calidad y jarabes para mezclarlos con una pequeña proporción de producto europeo y envasar el conjunto como miel de la UE. En este aspecto, Castilla y León tiene mucho que ganar con un correcto etiquetado y la puesta en valor de la trazabilidad, ya que si bien en otros territorios la producción es mayor, en la Comunidad las colmenas no dan tanto producto, pero la calidad es óptima. Desde UCCL se apuesta por los intercambios de experiencias a través de jornadas para favorecer así las buenas prácticas y mayores conocimientos técnicos de los apicultores.

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