Don Felipe, Doña Sofía y Doña Letizia aplauden a Don Juan Carlos tras la firma de su abdicación
Don Felipe, Doña Sofía y Doña Letizia aplauden a Don Juan Carlos tras la firma de su abdicación - ÁNGEL DE ANTONIO

Don Juan Carlos, el primer servidor de Felipe VI

Dos años después de su abdicación, la prioridad de Don Juan Carlos es estar a disposición de su hijo, el Rey

MADRID Actualizado: Guardar
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Hace dos años, el Rey Don Juan Carlos anunció su deseo de abdicar y puso fin a un largo reinado de casi 39 años que será recordado como una de las mejores etapas de la historia. «Quiero lo mejor para España, a la que he dedicado mi vida entera», afirmó con voz temblorosa por la emoción. Y añadió las mismas palabras que había pronunciado el día de su proclamación: «He querido ser Rey de todos los españoles».

Aquella decisión, que venía meditando desde mucho tiempo antes, supuso un cambio radical en su vida. Acostumbrado a la intensa actividad de un Jefe de Estado, de golpe y porrazo tuvo que aprender a dejar de ser el Rey. A sus 76 años, aquel hombre de personalidad arrolladora tenía que hacerse invisible, no interferir en los asuntos de Estado y dar un paso atrás.

Cambió de despacho y de sueldo, empezó a ver la vida desde la barrera y se puso a disposición de su hijo, Don Felipe.

También se colocó un pin en la solapa de su chaqueta. Se trata de una pequeña bandera de España esmaltada, cuyos colores destacan en sus trajes habitualmente oscuros. Es su forma de expresar que, para él, España, «un gran país», sigue siendo lo primero. Cuando habla de su hijo, Don Felipe, siempre se refiere a él como «el Rey», y de su conversación se desprende una voluntad enorme de estar a su disposición para lo que pueda necesitar. De la misma forma que Don Felipe fue su mano derecha en el pasado, ahora Don Juan Carlos se presenta como el primer servidor de su hijo.

Escenificar el paso atrás

Pero Don Juan Carlos también ha tenido que aprender a gestionar su tiempo libre, del que dispone mucho más que en toda su vida anterior. Desde que abdicó, ha asistido a 35 actos, ha realizado cinco viajes oficiales y ha pronunciado once discursos. Probablemente, le gustaría asumir más actos de los que se le encargan, pero él sabía que, tras abdicar, debía pasar a un segundo plano. Siempre ha sido así en la historia de la Corona, pero en su caso era más necesario escenificar ese paso atrás al haber sido un Monarca con tanto peso histórico por haber restaurado la Monarquía y la democracia en España.

Hoy Don Juan Carlos celebrará el segundo aniversario de su abdicación entre militares, ya que presidirá la reunión de la Junta del Real Patronato del Museo Naval de San Fernando (Cádiz). También la Reina Doña Sofía asistirá a un acto oficial en Salamanca, donde inaugurará un simposium de Alheimer. Y a finales de mes, el 26 de junio, Don Juan Carlos cruzará el Atlántico para representar a España en la inauguración del Canal de Panamá.

Sin el peso de la Corona y liberado de los dolores que le estuvieron machacando durante años, Don Juan Carlos dispone de tiempo y ánimo para aceptar las invitaciones de sus amigos, realizar viajes privados, disfrutar de la gastronomía, retomar el deporte de la vela y cultivar su afición a los toros. En tan buena forma se siente que el pasado verano viajó a Indonesia, China y al Tibet, cuya elevada altitud obligó en alguna ocasión a Don Juan Carlos y a quienes le acompañaban a disponer de oxígeno para evitar el mal de altura.

Hace tiempo que dejó de hacer rehabilitación, pero sigue dedicando dos horas a los ejercicios diarios, como gimnasia, natación o bicicleta, que le permiten mantenerse en buena forma física, dar largos paseos con su elegante bastón o permanecer de pie en las recepciones, hasta que el público empieza a asaetearle con peticiones de fotos y selfies que le impiden mantener tranquilamente una conversación con los asistentes.