Juan I «El Cazador» reinó apenas 12 años. A la izquierda, su madrastra, Sibila de Forciá
Juan I «El Cazador» reinó apenas 12 años. A la izquierda, su madrastra, Sibila de Forciá - ABC
Historia

Juan I, el rey de Aragón que desplumó a su madrastra

La tirria que se tenían fue sonada: cuando él fue coronado, descargó su inquina contra ella encarcelándola y despojándola de todos los bienes que había recibido de su difunto marido, el rey Pedro IV El Ceremonioso

Zaragoza Actualizado: Guardar
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El reinado de Juan I al frente de la Corona de Aragón no brilló precisamente por los logros, pero sí por las sonadas intrigas y rifirrafes de órdago en el seno de la familia directa. Un 2 de febrero, el de 1396, Juan I moría víctima de su mayor afición, la caza. Una letal caída mientras cazaba a caballo por bosques de Torroella de Montgriá (Gerona) segaba su vida. Atrás quedaban apenas 12 años de reinado jalonados por los problemas económicos del reino, a los que no contribuyó precisamente el ritmo de gasto del que Juan I ya hizo gala siendo príncipe. Y atrás quedaban también las tormentosas relaciones de este rey aragonés con quien había sido su padre y, sobre todo, con la que se había convertido en su madrastra, Sibila de Forciá.

La tirria que Juan I «El Cazador» le tenía a Sibila de Forciá venía de lejos, desde que ella casó con el entonces rey Pedro IV el Ceremonioso. Eran las terceras nupcias del monarca, tras enviudar sucesivamente de sus dos primeras esposas. Su matrimonio con Sibila de Forciá —que a su vez era viuda del noble aragonés Artal de Foces— no gustó en la Corte. Y tampoco tuvo el beneplácito de los hijos de Pedro IV, que se opusieron, sin éxito, al enlace matrimonial.

Lejos de remitir esos rifirrafes domésticos con el paso del tiempo, fueron a más. A Juan I, siendo aún príncipe, su padre y su madrastra le hicieron el vacío el día de su boda con Violante de Bar —su tercera esposa—. Por intereses estratégicos, Pedro IV y Sibila preferían que se hubiera unido en matrimonio con la heredera de Sicilia. Pero el príncipe Juan se empeñó en casarse con Violante de Bar. Los rifirrafes entre el príncipe, su padre y su madrastra subían más peldaños, y la Corte multiplicaba las intrigas.

Cuando murió Pedro IV, en 1987, el príncipe Juan se convirtió en el nuevo rey de la Corona de Aragón. Y no dudó en descargar contra su madrastra toda la tirria que le tenía guardada. A ella no parece que le supusiera una sorpresa, porque las tensiones hacía tiempo que hacían prever una reacción airada de Juan cuando tomara el mando, como así fue.

Sibila de Forciá acabó desplumada por su hijastro rey y refugiada en un convento, previo paso por la cárcel. Juan I la emprendió contra ella en cuanto tuvo el poder, tras su coronación. La acusó de graves delitos, la encerró en prisión y forzó someterla a juicio. Al final hubo arreglo, Sibila evitó la condena, pero a costa de plegarse a unas amargas condiciones y económicamente desplumada: se vio despojada de sus propiedades, de todo lo que había obtenido con su matrimonio con Pedro IV, y tuvo que resignarse a pasar sus últimos días en espiritual retiro: desde ese momento, su morada fue el convento de San Francisco de Barcelona, donde murió y fue enterrada en 1406, catorce años después de que hubiera muerto su hijastro. Para entonces, cuando a Sibila de Forciá le llegó la muerte, reinaba en Aragón otro de sus hijastros, Martín I El Humano, hermano de Juan I «El Cazador».

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