Debate Rajoy-Sánchez: 17 minutos de acusaciones personales diluyeron los mensajes

Los expertos creen que no supieron gestionar las emociones del duro cara a cara

Madrid Actualizado: Guardar
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Diecisiete minutos emplearon Pedro Sánchez y Mariano Rajoy -el primero bastantes más que el segundo- en hacer acusaciones personales a su contrincante. Esta cifra, demoledora, provocó que los «mensajes que los dos líderes habían preparado se diluyeran en la refriega verbal», según explicó a ABC Daniel Rodríguez, periodista y analista de comunicación.

En realidad, los dos protagonistas del cara a cara se habían preparado a fondo el enfrentamiento dialéctico, pero «los correosos enfrentamientos personales indican que no prepararon la gestión emocional que exige también una cita como esta», sostiene Rodríguez. «La pérdida de control emocional -añade este experto- condujo a ambos a manifestar irritación y enfado, de manera verbal y gestual, lo que es una práctica poco recomendable. La traición de las emociones de los candidatos hizo que se centrasen en debatir entre ellos en vez de persuadir y seducir a los espectadores.

En un cara a cara el interlocutor debe ser el candidato oponente, y el auténtico receptor el ciudadano, a él es a quien se debe persuadir y seducir». Y, evidentemente, eso no sucedió.

El que se mostró más agresivo, hasta el punto de alcanzar un tono nunca conocido en un acontecimiento como este, fue el líder socialista, que era quien se lo jugaba todo a esta carta. Le fue más o menos bien hasta que llegó al insulto personal al presidente del Gobierno; en ese momento se mostró fuera de control, según coinciden los expertos. «En el debate del lunes ambos deberían haber buscado la contundencia argumental desde la serenidad, las pausas en la voz y el control emocional», sostiene el director adjunto del Instituto de Comunicación Empresarial.

Sánchez, asegura este experto, compensó el discurso racional de las estadísticas con un acertado elemento emocional al leer la carta de una ciudadana con un familiar dependiente. «Rajoy se mostró entonces cartesiano y con falta de empatía señalando “yo vengo con datos y usted con la carta de una vecina”», concluye Rodríguez.

También hubo, cómo no, palabras positivas. Rajoy habló de futuro (12 veces), unidad (8), unión y esfuerzo (4)... Sánchez prefirió el término compromiso, que empleó hasta 18 veces. Pero, al final, lo que quedó en la memoria de todos fueron los insultos...

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