El gobernador de Indiana, Mike Pence, se perfila como «segundo» de Trump

Casi todo en esta campaña es inédito. Y más si viene determinado por la mezcla explosiva de Donald Trump y los medios informativos, que en la era digital hace estragos. En plena expectación sobre el presunto candidato republicano a vicepresidente de Estados Unidos, y en vísperas de su anuncio este viernes en los cuarteles generales del magnate en Nueva York, hoy se ha iltrado el nombre de Mike Pence, el gobernador de Indiana. Según el diario local The Indianapolis Star, el presunto candidato republicano tenía previsto anunciar mañana su nombre como ticket para la elección presidencial. Los diques de contención del rigor se vinieron abajo ante la riada que llevaba en las redes una noticia sin contrastar pero esperada durante días, perfectamente alimentada por la sabiduría mediática del millonario neoyorquino.

La veterana periodista y comentarista política de la cadena CNN Gloria Borger, estupefacta, confesaba no haber visto «nada igual» en sus más de treinta años de profesión. Otra experta, Susan Page, del USA Today, con diez campañas a sus espaldas, advertía en su cuenta de Twitter del «cambio que está dando Trump a la política», convirtiendo la elección de su ticket en un acontecimiento informativo de enorme magnitud. The New York Times, otras veces más paciente, tomaba la delantera de los diarios más prestigiosos y atribuía las «señales» de que sería Pence a «comentarios de tres asesores de Trump a destacados dirigentes del Partido Republicano». En plena orgía mediática, en la cadena ABC, su jefe de Política parecía echar agua al vino al asegurar que tras hablar con diversas fuentes de ambos equipos, de Trump y de Pence, no había habido todavía «ni propuesta ni aceptación».

La mejor opción

De confirmarse hoy, el showman habría optado por la opción que más apoyos le puede generar en uno de sus flancos débiles: el conservador evangélico. Frente al otro gobernador en la disputa, Chris Christie (Nueva Jersey), y la otra posibilidad barajada, el veterano congresista Newt Gingrich, el magnate se aferraría al mejor complemento ideológico, aunque renuncie a un perfil más incisivo. Y haría un gesto de conciliación a la parroquia más crítica con la que se encontrará Trump, la que está a la derecha del partido. El millonario completaría el movimiento emprendido con Ted Cruz, el líder conservador evangélico por excelencia, quien aceptó la invitación a pronunciar un discurso en la convención.

La elección de Mike Pence, de 57 años, ayudaría a neutralizar a ese sector del llamado movimiento antiTrump, que está representado por más de medio millar de los 2.472 que votarán en el congreso republicano. El gobernador de Indiana representa al sector más conservador en materia social. Ha destacado por su radical oposición al aborto, para el que ha impedido que en su estado se destinen fondos públicos (las clínicas del controvertido Planned Parenthood), así como su rechazo a los matrimonios de parejas homosexuales. Aunque identificado con las posiciones de Cruz, a quien apoyó durante las primarias, Pence ya lanzó un guiño a Trump cuando en la campaña evitó pedir el voto expresamente para el senador de origen hispano y sugirió que el apoyo al millonario tampoco era una mala opción.