Bernie Sanders, en un acto en Kentucky
Bernie Sanders, en un acto en Kentucky - AFP

Sanders gana por sorpresa a Clinton en Indiana

La victoria contra pronóstico de Sanders no debilita las opciones de nominación de Clinton, pero sí aumenta las dudas sobre sus posibilidades en noviembre.

Corresponsal en Nueva York Actualizado: Guardar
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El candidato socialista Bernie Sanders se apuntó ayer un triunfo en las primarias del partido demócrata en Indiana, a pesar de que las encuestas decían que sería la favorita, Hillary Clinton, quien se llevaría la victoria en este estado del Medio Oeste.

La derrota de Clinton apenas afecta a sus opciones para conseguir la nominación demócrata para las elecciones presidenciales de noviembre, pero ahonda las dudas sobre su capacidad de movilizar a una gran parte del electorado de su partido, que parece muy leal al mensaje de Sanders.

El senador por Vermont conseguía el 52,4% de los votos, frente al 47,6% de la ex secretaria de Estado cuando el escrutinio estaba en el 95%%. Los delegados de las primarias demócratas se reparten de forma proporcional, por lo que Sanders no conseguirá remontar más que un puñado de delegados frente a Clinton.

Con los resultados provisionales de Indiana, Sanders sumaría 43 delegados por su victoria de anoche, por 37 de Clinton. La favorita demócrata mantendría por tanto casi intacto su liderazgo, con 1.700 delegados, frente a 1.410 de Sanders. Si se tienen en cuenta los superdelegados -aquellos que el partido manda a la convención, y que por el momento apoyan mayoritariamente a Clinton- la ventaja para la ex secretaria de Estado sigue igual de apabullante: 2.220 delegados frente a 1.449 de Sanders (para conseguir la nominación se requiere el respaldo de 2.383 delegados).

Las matemáticas son obstinadas y la nominación de Clinton es tan inevitable como hace una semana, cuando ganó en cuatro de los cinco estados en juego en el Noreste. Sanders necesita victorias apabullantes para poner en peligro el liderazgo de Clinton, algo que no ocurrió ayer en Indiana y que las encuestas están muy lejos de predecir para el resto de los estados en juego.

Eso no quita importancia al triunfo de Sanders. El senador por Vermont ya cuenta con no ganar la nominación -como deslizó en un comunicado la semana pasada-, pero insiste en dar guerra hasta el final para contagiar a todo el partido de su «revolución política», centrada en acabar con la participación de compañías y multimillonarios en la financiación electoral, en poner coto a Wall Street y en avanzar en conquistas sociales como la sanidad pública y la universidad gratuitas.

La victoria de ayer le da oxígeno para seguir proclamando su mensaje, sumar seguidores a sus filas y cambiar la dinámica en la que se había metido su campaña: derrotas importantes -la del pasado martes, la anterior de Nueva York-, despidos en su equipo y dificultades para seguir financiando su carrera.

Sanders tiene por delante estados que no le son desfavorables -Nebraska, Oregón o Virginia Occidental- y el triunfo en Indiana es un empujón y una inyección de moral para sus seguidores.

«La campaña de Clinton cree que esta campaña ha acabado», dijo Sanders en un comunicado. «Están equivocados. Quizá ha acabado para la gente de dentro, para el ‘establishment’ del partido», añadió, y negó que opinaran lo mismo los demócratas de los estados que quedan en juego, entre ellos, los de California, el que más delegados reparte. «Estamos en esta campaña para ganarla y vamos a pelear hasta que se haya depositado el último voto», aseguró y exigió a Clinton que se enfrente contra él en un debate en California, algo que parecía descartado hace pocos días.

En los sondeos a pie de urna, se constató que la fortaleza de Sanders es incontestable en algunos sectores. Según los datos de la CNN, se impuso entre los votantes de menos de 30 años por más de 40 puntos y, entre los votantes entre 30 y 44 años, por cerca de 30 puntos. Son números preocupantes para Clinton no para conseguir la nominación, sino para la batalla por la Casa Blanca contra Trump. La ex secretaria de Estado necesitará movilizar todo el voto demócrata y los jóvenes parecen darle la espalda por el momento.

Antes de que se conocieran los resultados, Clinton aseguró estar «muy centrada en pasar a ocuparme de la elección general», porque su partido se va a enfrentar a un candidato, dijo en referencia a Trump, «que dirá o hará cualquier cosa». Tras los resultados de Indiana, Clinton va a tener que seguir preocupada por su rival demócrata, Bernie Sanders.

La victoria de Sanders tiene una importancia capital en su apuesta por la candidatura del Partido Demócrata, ya que tiene lugar tras las derrotas en varios estados del este (Nueva York, Connecticut, Pensilvania y Maryland) y cuando muchos daban ya por terminada su aventura presidencial.

Todos los sondeos de opinión que se habían publicado hasta hoy daban a Clinton como ganadora en este estado del Medio Oeste del país, algunas por márgenes tan amplios como 8 o incluso 13 puntos, y los analistas destacaban el buen papel de la exsecretaria de Estado en territorios vecinos como Illinois y Ohio, en los que ella ganó.

Sin embargo, Sanders consiguió superar estos pronósticos y se llevó varias de las principales ciudades del estado, entre ellas la más populosa, Indianápolis, así como Fort Wayne, South Bend y la gran mayoría de las zonas rurales.

La victoria del senador, autoproclamado socialista democrático, en Indiana no tendrá una gran repercusión en la carrera de delegados que deben votar por cada aspirante en la convención del partido en julio, ya que los demócratas los reparten siempre de forma proporcional y la victoria de Sanders fue por un margen no muy amplio.

Aun así, que éste haya sido capaz de ganar Indiana sí supone un balón de oxigeno para su campaña, a la que muchos daban ya por muerta, de cara a las próximas citas electorales de Virginia Occidental, Kentucky, Oregón y, muy especialmente, California, el estado más poblado del país.

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