La presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen
La presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen - EFE

Tipos EE.UU., Brexit y 26-J, claves para la economía y los mercados

El economista Carmelo Tajadura asegura que «si todos los hitos de junio se resuelven de la manera más favorable, la economía vería despejadas incertidumbres», pero advierte que «no es fácil que todo salga como uno quiere»

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En este mes de junio vamos a encontrar importantes acontecimientos, en el mundo y en España, con seguras repercusiones en la economía y en el comportamiento de los mercados. Yo destacaría tres: los días 14 y 15, la reunión de la Reserva Federal de Estados Unidos que podría subir los tipos de interés; el día 23, el referéndum sobre la pertenencia británica a la Unión Europea; y el día 26, las elecciones generales en España (se podría añadir alguno más como, por ejemplo, los vencimientos de deuda en Grecia o posibles complicaciones de las protestas por la reforma laboral en Francia).

Bastantes analistas piensan que la Fed subirá en junio otro cuarto de punto los tipos del dólar, aunque también podría dejarlo para julio, después del referéndum británico, o para septiembre.

En cualquier caso, esa subida en sí misma no constituiría una sorpresa, porque es conocida la intención de la Reserva Federal de elevar los tipos aunque solo sea para poder bajarlos si hiciera falta más adelante. Pero, los operadores descuentan una elevación lenta y, si el mensaje de la Fed supusiera un cambio de expectativas, ese sería el problema. El factor de riesgo es que los países emergentes están bastante endeudados en dólares y tales subidas podrían causar serios problemas a sus economías y, en definitiva, en todo el mundo. Habrá que confiar en que la Reseva Federal no asuste a los inversores

Luego vendrá la consulta sobre el Brexit. Si los electores británicos decidieran salir de la Unión Europea habría inestabilidad e incertidumbre en los mercados y se provocarían daños económicos, especialmente en Gran Bretaña pero también en otros países. En la campaña británica se mezclan argumentos racionales, que enfatizan los aspectos económicos en pro de permanecer, con otros emocionales que abogan por la salida.

Desde España solo importan los primeros y las consecuencias de un Brexit nos resultarían ciertamente desfavorables: por ejemplo, caída del comercio y de la inversión británica en nuestro país; intenso perjuicio al turismo procedente de uno de nuestros principales clientes, con una fuerte depreciación de la libra; o desvalorización de las importantes inversiones de algunas empresas españolas en UK (Santander, Iberdrola, Telefónica, Sabadell, Ferrovial..) si, como cabe suponer, financian en euros esas inversiones permanentes. Por no hablar de efectos políticos indirectos ya que, por ejemplo, muchos catalanes independentistas, aunque se digan europeístas, sueñan con el Brexit para ver si hay un nuevo referéndum en Escocia e intentar pescar en río revuelto. En fin, esperemos que los británicos finalmente opten por el Bremain.

Por último, tendremos las elecciones españolas. Aquí los posibles desenlaces son varios. El mejor para la economía y los mercados sería un gobierno estable formado por algunos de los partidos más serios. Aunque, no obstante, todos dejan aspectos que desear en materia económica. Por ejemplo, el Partido Popular en su gestión del déficit y sus poco creíbles promesas fiscales; o la paradoja socialista de que en Francia se aprueba por decreto la reforma laboral que los de aquí quieren derogar si ganan; o, en fin, Ciudadanos con su idea -parece que ahora retrasada- de bajar el IVA, cuando en realidad lo que habrá que hacer es acabar subiéndolo, para acercar más a estándares europeos nuestra limitada imposición sobre el consumo.

Un gobierno alternativo incluiría a Unidos Podemos, que muestra un programa económico delirante. Que plantea, por ejemplo, aumentar mucho el gasto público, amparándolo en la previsión absurda de que el PIB aumentaría a un ritmo inusitado (el papel lo aguanta todo), lo que desembocaría en un efecto brutal sobre el déficit y la deuda; o crear una banca pública a partir de Bankia y BMN, lo que generaría una muy mala asignación de recursos y probables pérdidas para el contribuyente; sin olvidar lo que propugnan sus coaligados comunistas -salir del euro- que generaría descontrol monetario e inflación, empobreciendo a sus propios votantes. Si, para colmo, esa alternativa la liderara Podemos por tener mayor representación que el PSOE, el efecto en la economía y los mercados podría ser intenso. Habrá que confiar en que ello no ocurra o en que el contacto con la realidad les haga olvidar las promesas absurdas.

En definitiva, junio nos depara hitos que pueden ser decisivos para el futuro económico inmediato. Si todos ellos se resolviesen de la manera más favorable, la economía vería despejadas incertidumbres y podríamos asistir a un buen comportamiento de los mercados en el segundo semestre. Pero, no es fácil que todo salga como uno quiere….

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