Actualmente el sistema público aporta casi la totalidad de la paga de los pensionistas
Actualmente el sistema público aporta casi la totalidad de la paga de los pensionistas - JAIME garcía

España aún no piensa en la jubilación

Los expertos urgen a concienciar a la población sobre la necesidad de preparar el retiro, pero casi el 80% del ahorro está en la vivienda o en productos financieros poco rentables

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Luis María Linde volvió a alertar hace una semana de una inevitable reducción de las pensiones públicas futuras, y ese mismo día Mariano Rajoy admitió el reto de fomentar los planes privados de cara a la jubilación. En suma: el sistema público no garantizará el nivel de pensiones que esperan y al que aspiran los españoles y será necesario completarlas con ahorro particular. España acumula un notable retraso respecto a otros países europeos en materia de previsión social complementaria. Según los expertos consultados, los españoles han ahorrado mucho, pero mal. Es decir, sin pensar en la jubilación.

Los hogares españoles, según datos de la patronal de inversión colectiva y fondos de pensiones (Inverco), ahorran el 10,4% de su renta disponible bruta, frente al 11,5% de Holanda, el 12,6% de Austria y Portugal, el 15,1% de Noruega, el 16,4% de las familias alemanas y el 17,8% de las suizas.

«España ahorra lo que puede, que es menos de lo que debería, y hasta ahora de manera incorrecta», explica el consejero delegado de Mapfre Vida, Juan Fernández Palacios, recordando que la mayor parte de la inversión y el ahorro de los españoles está en la vivienda. El propio sector privado admite, eso sí, que uno de los factores que explican ese bajo nivel de previsión social complementaria, sobre todo entre las nuevas generaciones, es la escasez de renta disponible y por tanto la menor capacidad de ahorro.

«La crisis ha afectado a todos, pero sobre todo a la gente joven, en cuanto a desempleo y salarios más reducidos, lo que se traduce en una reducción de la renta disponible; por no hablar de la situación de los más de cuatro millones de personas que no tienen empleo», explica el presidente de Inverco, Ángel Martínez-Aldama.

«Es verdad que en España hay una diferencia de las rentas salariales, pero, ¿de verdad sostendrá alguien que la diferencia entre el trabajador español y el holandés es de siete veces? El mileurista holandés, ¿acaso gana 7.000 euros al mes?», dijo la presidenta de la patronal de las aseguradoras (Unespa), Pilar González de Frutos, en el último Encuentro ABC del Sector Asegurador, detallando que las aportaciones de los holandeses al ahorro para la jubilación son entre siete y ocho veces superiores a las españolas, brecha que según ella no se justifica por la diferencia salarial.

El lastre del ladrillo

Y es que los motivos que explican esa realidad son, en buena parte, culturales. Por un lado, hay una elevada confianza en que el sistema público garantizará la pensión. En España, un jubilado percibe una pensión equivalente al 73,9% del último sueldo, que es abonado casi al 100% por la Seguridad Social. En Alemania, la tasa de sustitución es del 58%, sufragada al 42% por el sistema público y al 16% por planes privados. En Holanda, referente en ahorro, el sistema privado -obligatorio- aporta el 61,1% de la pensión, que equivale al 90,7% del salario, y el sistema público el 29,5% restante.

Los ciudadanos españoles han destinado además la mayor parte del ahorros a la compra de vivienda. En concreto, el 73% está en activos no financieros, básicamente inmobiliarios; sólo el 20% ha ido a parar a productos financieros: depósitos, fondos de inversión y de pensiones, renta fija y acciones. Así las cosas, los ciudadanos españoles son a día de hoy los segundos de la Unión Europea que más vivienda en propiedad tienen -en concreto, el 74,2% de la población-, por encima de la media (69,9%) y a mucha distancia de Alemania (52,6%) y Suiza (44%), precisamente los dos con mayores tasas de ahorro bruto familiar.

Los tipos de interés y los incentivos fiscales fomentaron durante años la inversión en vivienda. «Los ahorradores tenían la idea de que era la inversión más solida y que nunca iba a perder valor», recuerda Fernández Palacios. El tiempo, y sobre todo el pinchazo de la burbuja inmobiliaria, ha demostrado que no es así.

La caída del precio de la vivienda, según Inverco, redujo el valor de la riqueza inmobiliaria de los hogares españoles del 590% del PIB en 2007 al 402% en 2014. Por contra, la riqueza financiera neta ha pasado de suponer el 96% del PIB al 106%. Además, otro aprendizaje de estos años es que los activos inmobiliarios no son tan líquidos como los productos financieros en caso de querer recuperar el dinero invertido para atender una urgencia o un imprevisto.

El ahorro financiero de los hogares españoles se situó en 2014 en 1,94 billones de euros, y la mayor parte, el 39%, está aún en depósitos, y solo el 16,5% en planes de pensiones y seguros de vida. En Holanda, el 66,7% del ahorro se hace a través de estos productos, y sólo 23% a través de cuentas bancarias.

La razón que explica esa tendencia en España es que, a semejanza de la inversión en vivienda, había factores que incentivaban dejar el dinero en esos productos bancarios conservadores, de poco riesgo y en general a más corto plazo. El primero, la alta rentabilidad que ofrecían: la banca estaba dando depósitos al 4%, y por tanto no se necesitaba asumir mayores riesgos o invertir en otros productos como fondos de inversión o planes de pensiones para sacar un mayor rendimiento.

En el actual escenario de tipos de interés cercanos al 0%, y por tanto con las rentabilidades de los depósitos en la misma tendencia a la baja, ese ahorrador conservador está empezando a asumir algo más de riesgo a través de los fondos de inversión, el producto financiero que más ha crecido en los últimos años. Sólo en el último ejercicio el saldo de los fondos de inversión se incrementó en 35.769 millones de euros o un 28,4%, a 161.721 millones.

Trabas al ahorro finalista

Ni ese escenario de tipos de interés bajos ni las advertencias cada vez mayores sobre unas pensiones menguantes han provocado un traspaso notable de ese ahorro en depósitos hacia productos pensados para la jubilación, como los planes de pensión y seguros como las rentas vitalicias.

El patrimonio acumulado en fondos de pensiones alcanzó el año pasado los 109.502 millones de euros, un 7,01% más que en 2013 y un 12,11% más que en 2007. Además, el patrimonio medio de los españoles en planes individuales se situó en 8.169 euros, un 10,8% más. Sin embargo, este progresivo incremento del saldo en estos productos no se debe tanto a un aumento de las aportaciones como a una revalorización de los mismos. Prueba de ello es que el número de partícipes lleva cinco años consecutivos cayendo, en concreto un 7,89%, hasta los 9,974 millones de titulares. Sólo el 17% de los españoles ahorra por esta vía.

«Los planes de pensiones no acaban de despertar interés entre los ahorradores porque el ahorro fiscal final no es tan atractivo», explica David Rey, asesor financiero de Optima Financial Planners, quien recuerda que estos productos tributan, en el momento de su rescate, como rendimiento del trabajo, a diferencia de los fondos de inversión, que lo hacen como rendimientos del capital. Es decir, mientras estos tributan a un máximo del 23%, los planes de pensiones pagan hasta un 45% con la nueva rebaja fiscal.

El Gobierno trató de incentivarlos reduciendo las comisiones máximas por gestión un 30%, del 2,5% al 1,75%. Sin embargo, Martínez-Aldama apunta a que el límite anual a las aportaciones que se pueden hacer, que se ha rebajado a 8.000 euros, es un freno. Las encuestas entre los ahorradores indican además a las entidades financieras que la escasa liquidez de estos productos genera bastante rechazo.

Tampoco el ahorro finalista -de cara a la jubilación- a través de seguros acaba de despegar. Las provisiones acumuladas en rentas vitalicias ascendieron en 2014, según datos de ICEA, a 80.329 millones de euros, algo menos de un 1% que un año antes. Rey justifica este escaso apetito porque estos seguros se construyen en buena medida con deuda pública, que en el actual contexto está ofreciendo una rentabilidad muy baja.

El Banco de España viene de reabrir un debate que llevaba meses silenciado y en el que el supervisor lleva años insistiendo. Algunos partidos políticos acusan al gobernador de generar alarmas innecesarias y otros de hacerle la campaña al sector privado. «En España, por plantearnos el lucro de los gestores de ahorro, nos estamos jugando el bienestar de todos», decía en el mencionado foro González de Frutos.

De hecho, en los últimos meses las entidades bancarias y aseguradoras han pasado de reclamar ventajas fiscales para el ahorro privado a medidas que conciencien sobre su necesidad, como informar por carta a los españoles de la pensión pública que recibirán al jubilarse, tarea a la que el Gobierno se comprometió pero ha paralizado. Urge, dicen los expertos, un cambio cultural o de mentalidad: mayor disciplina del ahorro y pensar en la jubilación.

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