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Cómo impulsar la transferencia tecnológica del laboratorio a la empresa

Programas como CaixaImpulse tratan de superar ese temido «valle de la muerte» en el que desaparecen muchos proyectos

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España es en la actualidad la décima potencia mundial y la quinta de Europa en producción científica, según el último ranking anual elaborado por SCImago Journal&Country Rank (SJR) en 2014, un portal que recoge los indicadores científicos de más de 29.000 revistas especializadas de 230 regiones. Como país disponemos de profesionales altamente formados, innovadoras infraestructuras, parques tecnológicos y centros de investigación cuya actividad crece a un ritmo cada vez más rápido.

Somos, en conjunto, una importante fuente de conocimiento y riqueza con enorme potencial, pero también con un preocupante «gap» entre el laboratorio y el mercado, una asignatura aún pendiente denominada de forma genérica como «transferencia tecnológica» y que se refiere a la capacidad de poner en valor y comercializar nuestros descubrimientos científicos, empezando por quien los hace, los propios investigadores.

Un jarro de agua fría

La Comisión Europea presentó recientemente en Bruselas un informe sobre innovación en Europa (IUS 2015) que revela un retroceso de dos puestos de España en la clasificación general, situándola en el número 19, detrás de Portugal y Malta. El documento, que confirma que el nivel global de innovación de los 28 estados miembros se ha mantenido estable durante los últimos años, insiste una vez más en que la crisis económica ha afectado negativamente a la inversión en I+D de las empresas, particularmente en países como España.

Uno de los 25 indicadores que contempla este informe y a partir de los cuales se realiza la medición general, se refiere a las «patentes concedidas». Un capítulo en el que ocupamos solo el undécimo puesto en Europa y que está directamente relacionado con la necesidad de mejorar las «habilidades empresariales» de nuestros científicos, a la hora de trasladar a un inversor -o a un intermediario que adopte el papel de «traductor»- las diferentes posibilidades comerciales de un mismo proyecto.

Con el fin de contribuir a ese aprendizaje que nos distancia de los países de la UE que lideran el IUS 2015 -Suecia, Dinamarca y Finlandia-, pero también de las primeras potencias mundiales en patentes otorgadas -Estados Unidos, Japón y Corea del Sur-, la Obra Social «La Caixa» presentó hace unos días CaixaImpulse.

El programa, una iniciativa pionera en nuestro país, nace con el objetivo de impulsar la transformación del conocimiento científico en empresas del campo de las ciencias de la vida y la salud que generen valor en la sociedad. Empresas que además suelen necesitar periodos de incubación más largos y, por tanto, una mayor financiación, antes de producir un retorno de la inversión que ayude a garantizar la viabilidad del proyecto.

«Este programa -subrayó el director general de la Fundación Bancaria «La Caixa», Jaume Giró, durante la presentación- ha de jugar un papel crucial estableciendo puentes entre el laboratorio y la empresa. Queremos contribuir a superar lo que se conoce como “Death Valley”, punto muerto en el que se quedan muchos proyectos que no llegan a salir al mercado».

Probabilidades de éxito

Coorganizada con Caixa Capital Risc, esta iniciativa aportará, «además de ayuda económica, formación, mentorización, contactos, acceso a inversores e inmersión en la realidad del mercado, aumentando las probabilidades de éxito de la transferencia», explicaron desde la Fundación. Los 15 proyectos que se seleccionarán en esta primera edición «recibirán hasta 840.000 euros en ayudas para la definición y la ejecución de un plan de valorización de la tecnología, y se beneficiarán de un programa de acompañamiento experto de seis meses de la mano de mentores, especialistas, emprendedores y formadores de prestigio internacional valorado en 225.000 euros», calculó Giró.

CaixaImpulse se dirige a centros de investigación, universidades, hospitales y entidades sin ánimo de lucro dedicados a la investigación que deseen trasladar al mercado el resultado de una investigación realizada en España, ya sea como una «spin-off» -una empresa nueva formada por miembros de un centro de investigación -o bien como un acuerdo de transferencia. La convocatoria permanecerá abierta hasta el próximo 12 de junio (www.caixaimpulse.com).

Una vez presentados los proyectos, se iniciará el proceso de selección siguiendo el estándar de la European Science Foundation, mediante la evaluación de las propuestas a cargo de evaluadores del ámbito de las ciencias de la vida y de la salud y del mundo empresarial, y entrevistas presenciales ante un panel de expertos europeos de distintas áreas: farmacéutica, escuelas de negocio y empresas de salud o biotecnología.

La selección de los proyectos se llevará a cabo teniendo en cuenta el potencial de transferencia de los activos y su impacto en la sociedad a través de una innovación responsable.

Una vez se constituyan las nuevas empresas, y siempre y cuando estas generen beneficios netos, deberán devolver a la Obra Social las ayudas económicas recibidas, hasta un máximo de 50.000 euros, que se utilizarán para impulsar nuevos proyectos en las siguientes ediciones del programa.

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