Guindos estaba tras los pasos de Banco Madrid desde hace un año
Guindos estaba tras los pasos de Banco Madrid desde hace un año - abc
tribuna: con permiso

La solución «Excalibur» de las finanzas... ¿o no?

La liquidación exprés de Banco Madrid podría tener su paralelismo, metafóricamente hablando, con la solución que se dio al perro Excalibur. Ante las sospechas de la enfermedad, se liquida... ¿Más vale prevenir..?

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Las prisas no son buenas consejeras, dice el dicho. Y con el caso de Banco Madrid y su enigmática liquidación exprés nos hemos topado. Un auténtico caso «Excalibur» del sector de las finanzas. Primero «liquido», por las sospechas, y luego si no hay enfermedad, pues.. ¡se siente!, pero «más vale prevenir...». Y entre medias, 260 empleados y unos 15.000 clientes –con más de 695,6 millones depositados en el banco– estupefactos. ¿Era realmente necesario tomar una decisión tan drástica con tanta celeridad? ¿Se podrían haber dejado transcurrir los 14 días que el juez otorgó al Estado –en la figura del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB)– para tomar la determinación de hacerlo igualmente? O ¿no quedaba otra porque estaba en peligro la solvencia de una entidad española y los ahorros de miles de personas?

Es verdad que se esperaba una decisión rápida por parte del FROB, por aquello de no generar incertidumbre sobre un sector, el financiero español, que ya vuelve a gozar de una reputación perdida en época de crisis, tras sufrir un rescate bancario. Pero ¿de forma tan inmediata? Porque riesgo sistémico no había. Como pasó con Banco de Valencia. Entonces la solución no pasó por la liquidación a pesar de que tenía una situación realmente dramática, de quiebra. En vez de liquidarlo se decidió su rescate, en total 5.498 millones de euros, vendido «por un euro» a La Caixa. Por cierto, un rescate del que no se ha recuperado nada.

El caso es que desde que saltara a la luz la noche del pasado día 9 de marzo la intervención primero de la matriz andorrana, Banca Privada D’Andorra (BPA) y, pocas horas después, la de su filial española al 100% Banco Madrid, transcurrió apenas una semana hasta el día exacto en que se decidió su liquidación. Y entre medias, la decisión de concurso de acreedores y su posterior paralización para pensar en 14 días si se liquidaba o no. En la memoria quedaba el que el Banco de España asignara a dos de sus empleados como interventores de Banco Madrid durante un periodo preventivo de 60 días y la dimisión en bloque un día después de toda la cúpula directiva de la entidad.

El Ministerio de Economíatardó sólo 24 horas en rechazar el rescate de Banco Madrid, y el inicio del proceso de liquidación era cuestión de días, o incluso de horas. Las horas que necesitase el Juzgado de lo Mercantil número 1 de Madrid para poner en marcha el concurso de acreedores. Eso sí, en abril, el proceso estará cerrado. Porque electoralmente, el rescate de un banco implicado en supuestas operaciones de blanqueo de capitales, por pequeño que sea, o por mucha solvencia que tuviera -38,40% frente al 12,10% de la media de la banca española y un índice de morosidad del 1,92% frente al 13,61% de la media de la banca española, ahí es nada- hubiera tenido un fuerte rechazo popular antes de los comicios autonómicos y locales de mayo. Y es que si la liquidación se demora y salen nuevos nombres en el escándalo, es posible que la incertidumbre y las dudas vuelvan a oscurecer el panorama político español. Y el financiero, también.

Al final, a muchos financieros les quedará la sensación de que tanto esfuerzo para lograr un ratio de capital adecuado no es garantía de que cuando vengan mal dadas se te «liquide» igualmente por prevenir. Solución, de nuevo, al más puro estilo «Excalibur». Porque un problema de capital –insolvencia– en Banco Madrid está claro que no había a merced del ratio de capital del que disfrutaba. Al menos a priori. Máxime tras haber pasado los test de estrés europeos sin problemas y «estar al corriente de todas las inspecciones y cumplir con todos los criterios de solvencia, liquidez y capitalización establecidos hasta el momento», fuentes de la entidad «dixit».

Además, algunos se extrañan de que todo salte precisamente ahora, cuando el Tesoro de Estados Unidos comunicaba a las autoridades andorranas que a la mañana siguiente haría público el presunto lavado de dinero para redes criminales que se llevaba a cabo en BPA, y no hace un año, con el Sepblac –Servicio Ejecutivo de la Comisión de Prevención de Blanqueo de Capitales e Infracciones Monetarias, dependiente del Ministerio de Economía–, que investigaba a Banco Madrid, «entre el 9 de abril y el 23 de mayo de 2014», indicio de que algo «olía mal». ¿O no? Si entonces se hubiera hecho público que podría haber mala práxis en la entidad otro gallo cantaría hoy. Quizás una sanción, y punto. O retirar al gestor. Y no arremeter contra la entidad, entrando como un elefante en una cacharrería.

Pero parece que Economía tenía decidido el futuro del banco desde que se optó por su intervención. Mientras, en los mentideros financieros algún que otro recuerdo que relaciona a los protagonistas en tiempos pasados. ¿Han influido rencillas de antaño en la decisión exprés? Algunos «malpensados» recuerdan que el presidente de Banco Madrid, José Pérez, y el ministro Guindos, no tenían buena relación. En la memoria de algunos el interés de este último por ayudar en la reestructuración de las antiguas cajas desde su puesto de experto financiero en PwC y la negativa de poder hacerlo de Pérez, que trabajaba en las entrañas del Banco de España. Aquello, dicen, no se lo perdona. Pero esta es otra historia que, hoy, no toca.

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