La ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez
La ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez - abc

El Gobierno no dedicará más recursos a la formación que los fijados en los Presupuestos

En la memoria de impacto de la reforma de la formación, el Ejecutivo asegura que mejorará la cualificación y empleabilidad de los trabajadores

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El Gobierno no tiene previsto asignar al nuevo sistema de formación profesional para el empleo más recursos de los ya previstos en los Presupuestos Generales del Estado de 2015, que superan los 1.600 millones de euros.

Así consta en la memoria de impacto que acompaña al decreto ley de reforma de la formación profesional, a la que ha tenido acceso Europa Press y en la que el Ejecutivo afirma que el desarrollo del nuevo sistema no implicará un aumento del gasto ya previsto, y que deberá ser asumido por las «diferentes administraciones públicas» competentes en la gestión de la formación para el empleo.

En concreto, la formación programada en las empresas para sus propios trabajadores --que se financia mediante bonificaciones en las cotizaciones empresariales a la Seguridad Social y aportaciones de las propias compañías, incluyendo a partir de ahora las más pequeñas-- contará con los 605 millones de euros presupuestados en el Servicio Público de Empleo Estatal (SPEE) para bonificaciones de cuotas.

Oferta formativa

Por su parte, la oferta formativa para trabajadores ocupados --responsabilidad de las empresas y de las diferentes administraciones a título de complemento y que funcionará por concurrencia competitiva de quienes quieran ofrecerla-- se realizará con cargo a los 299 millones de euros previstos en el presupuesto del SPEE, de los cuales 121 millones estarán gestionados por las comunidades autónomas según el reparto acordado en la conferencia sectorial.

Finalmente, la oferta formativa para trabajadores parados se financiarán con cargo a 700 millones de euros del Servicio Público de Empleo, también a repartir entre comunidades autónomas, aunque "todo o parte de estos fondos, según acuerden las administraciones competentes, podrán destinarse a los llamados «cheques formación».

Otras iniciativas

Con respecto al desarrollo de nuevas iniciativas como la Cuenta de Formación, el Catálogo de Especialidades Formativas o el Registro Estatal de Entidades de Formaciones, serán también las comunidades autónomas y el Servicio Público de Empleo los que se encarguen de su financiación. Este último ya ha visto incrementada en 2 millones de euros con respecto al año pasado su partida para este tipo de gastos, afirma el Ejecutivo.

«Asimismo, hay que tener en cuenta que los desarrollos o trabajos que deban realizar las comunidades autónomas (en este ámbito) se podrán financiar con cargo a los fondos de modernización de los Servicios Públicos de Empleo Autonómicos, que ascienden a 100 millones en 2015, frente a los 15 millones de 2014», se añade en la memoria.

Efectos económicos

Por otra parte, el Gobierno asegura que la reforma tendrá «múltiples efectos positivos» sobre la eficiencia del mercado de trabajo, ya que «una mejor cualificación incrementa la productividad» y la empleabilidad de los trabajadores. Algo particularmente importante dado que la formación para el empleo beneficia sobre todo a los trabajadores de menor cualificación, que suelen ser los más vulnerables y los que más riesgo tienen de caer en el desempleo.

Igualmente, el cambio en el sistema tendrá un «efecto positivo» sobre la «eficiencia» del mercado de servicios de formación profesional para el empleo gracias a la «apertura del 100% de los fondos públicos a la concurrencia competitiva», que incrementará el grado de «emparejamiento» entre trabajadores y puestos laborales, reducirá los precios y facilitará la entrada de nuevos operadores.

Sobre el «cheque formación», el Gobierno cree que esta iniciativa «sitúa en manos del trabajador la decisión de qué proveedor se ajusta mejor a sus necesidades, tanto en términos de capacidad técnica como de oferta formativa», lo que «fomentará el esfuerzo de los proveedores por acercarse mejor a las necesidades del trabajador». Por último, no se espera un incremento o disminución de las cargas administrativas que recaen sobre empresas o ciudadanía con la reforma, porque las obligaciones que se introducen «no son nuevas».

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