Messi, durante un entrenamiento
Messi, durante un entrenamiento - EFE
Barcelona

Todos contra todos en el Barça

Los malos resultados ligueros destapan los problemas internos de la entidad azulgrana, con un vestuario enfrentado a sus directivos y su entrenador

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Revela el dicho que en los malos momentos es cuando sale a relucir la verdadera personalidad. Y eso es lo que le está sucediendo ahora al Barcelona, que lejos de mostrar la imagen idílica de los tiempos de bonanza, está mostrando los problemas internos que los buenos resultados tapaban antaño.

Los últimos tropiezos deportivos han generado ciertos nervios en todos los estamentos del club, empezando por el vestuario azulgrana, que tiene la sensación de que la Liga se está escapando. En este sentido, un sector de la plantilla considera que Luis Enrique no está encontrando la tecla adecuada. Además, la actitud del asturiano tampoco ayuda, puesto que no se está mostrando demasiado comunicativo con los jugadores, y sus continuas rotaciones les priva de una cierta estabilidad.

En el malestar del vestuario empiezan casi todos los males del club, puesto que repercuten directamente en las altas esferas. Una prueba de ello es el pulso que los pesos pesados echaron a la directiva este pasado lunes cuando decidieron dar plantón a la FIFA en la gala de «The Best Football Awards» el mismo día del evento. Los dirigentes tuvieron que improvisar una disculpa pero la palabra ridículo por parte de la opinión pública fue la más utilizada a la hora de valorar la decisión tomada.

De todas formas, aunque los jugadores adujeran motivos deportivos para remontar la eliminatoria de la Copa del Rey, lo cierto es que hay un trasfondo que tiene como protagonista al malestar que estos sienten por el poco apoyo recibido ante sus quejas sobre algunas actuaciones arbitrales. Viene de lejos y tiene en Pique a su máximo exponente.

Enfado tras enfado

Tanto Jordi Mestre, vicepresidente deportivo, como Oscar Grau, CEO del club, le han desautorizado públicamente asegurando que había que ayudar a los árbitros. Pero la guinda la puso el propio Luis Enrique cuando afirmó: «Lo fácil es llorar y quejarse». Parece que el desamor entre el asturiano y el catalán está un momento álgido. El técnico ni siquiera ha hecho el intento de salir en su defensa tras los dos expedientes disciplinarios que le han abierto. «Vamos a esperar que haya algo definitivo. Han abierto dos expedientes, pues ya está», se limitó a comentar ayer.

Pero el enfado que arrastra Piqué es monumental, como se pudo apreciar en el estadio de La Cerámica cuando realizó ostensibles gestos hacia el palco tras el empate final ante el Villarreal. «¿Lo has visto?», soltaba el defensa desde el césped mientras se retiraba, frase presumiblemente dirigida a su directivo Jordi Mestre. El gesto era claro y con él estaba reclamando el apoyo de los dirigentes.

La única concesión que realizó el club de cara a la galería fue la de no asistir a la gala del diario «Marca» en la entrega de sus premios anuales porque Javier Tebas estaba entre los premiados. El presidente de la Liga había criticado algunas actuaciones de los futbolistas del Barça en Mestalla cuando les tiraron objetos desde la grada en la celebración de un gol.

Pero sin lugar a dudas, una de las cuestiones que más polémica y dolores de cabeza están causando en el club azulgrana es el referente a la renovación de Leo Messi, al que quieren blindar de declaraciones y elementos externos que puedan enrarecer su decisión final. De momento, Oscar Grau, CEO del club, y Pere Gratacós, director de relaciones con la Federación y la Masía, han recibido sendos tirones de orejas por opinar sobre el argentino. El primero aseguró que debían aplicar el sentido común a la hora de renovar a Messi, lo que provocó la respuesta airada de Luis Suárez pocas horas después: «A Messi hay que renovarlo ya, nada de sentido común». En cuanto al segundo, ayer se atrevió a opinar del juego de «la Pulga» y fue destituido de forma fulminante de su cargo, aunque mantendrá sus funciones en la Masía. «Sin Iniesta, Neymar, Piqué y compañía, Leo no sería tan buen jugador. Pero evidentemente es el mejor», comentó Gratacós. Con su destitución el club manda un doble mensaje. Por una parte hace un guiño al futbolista y al vestuario y por otro lanza un claro aviso: prohibido hablar de Messi.

Hay que tener en cuenta que cada vez que se aborda la renovación del argentino surgen situaciones de este tipo. Una de las más recordadas fue la acontecida en 2013 cuando el entonces vicepresidente económico Javier Faus se atrevió a decir que no era partidario de renovar a un futbolista cada seis meses. Leo respondió desde Argentina: «El señor Faus no sabe de fútbol, lo quiere llevar como si fuera una empresa».

Otro capítulo que afecta ampliamente al vestuario y en el que los futbolistas se han sentido poco respaldados es el que hace referencia a los procesos judiciales abiertos contra varios de ellos. Si el padre de Neymar reclamaba públicamente «seguridad jurídica y tributaria» para renovar, el largo juicio a Messi y su resultado final hicieron plantearse al argentino su continuidad. También Mascherano se vio afectado. Y otro de los momentos en el que los azulgranas se sintieron utilizados fue cuando el pasado 13 de diciembre el club les obligo a jugar un amistoso en Qatar por los compromisos publicitarios adquiridos. Demasiados frentes abiertos que splo los resultados pueden cerrar de nuevo. O no.

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